Este lunes 11 de agosto el expediente de Miguel Uribe Turbay pasó de ser uno por tentativa de homicidio a uno con otro calibre. El fallecimiento del senador del Centro Democrático reconfigura la investigación, que ahora tendrá que ser una enfocada en su asesinato y en el delito de homicidio agravado de un líder político que se alistaba para empezar la carrera presidencial.
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El cambio representa un hito en el proceso, pero en el fondo las preguntas siguen siendo las mismas: ¿Quién ordenó el atentado? ¿Quién lo pagó? Todas siguen siendo una deuda de la Fiscalía, que hasta el momento ha capturado a seis personas que participaron en la ejecución del crimen.
Dos meses y cuatro días después, el ente investigador no ha dado luces de hacia dónde apuntas sus indagaciones para aclarar lo sucedido. Por ahora, de manera oficial, su trabajo se ha enmarcado en la judicialización de quienes han sido imputados y se encuentran presos en el búnker de la Fiscalía.
Quien sí ha apuntado a los probables responsables es la Policía. Hace una semana, el director de la institución, el general Carlos Triana, aseguró que, “todo apunta a que, muy seguramente, la Segunda Marquetalia forma parte de ese entramado en términos de determinadores, pero eso está en investigación”. No obstante, esa disidencia, al mando de Iván Márquez, no ha confirmado ni negado su participación en el hecho.
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¿Quiénes son los capturados?
El mismo día en que el senador Miguel Uribe Turbay fue impactado por tres disparos, el 7 de junio en la localidad de Fontibón, en Bogotá, fue capturado en flagrancia el sicario: un menor de 15 años, quien había sido contratado y llevado hasta el parque El Golfito, donde el precandidato presidencial realizaba un acto público.
Uribe Turbay se mantuvo en estado crítico durante dos meses, hasta que hoy, 11 de agosto, su familia y la Fundación Santa Fe anunciaron su muerte a la 1:56 de la madrugada. El joven está bajo la custodia de la Fiscalía y la semana pasada fue acusado por los delitos de tentativa de homicidio y porte ilegal de armas.
José Elder Arteaga Hernández, alias el Chipi o el Costeño
Este hombre sería el cerebro logístico del atentando ocurrido en la tarde del sábado 7 de junio. José Elder Arteaga, alias el Costeño, fue capturado el pasado 5 de julio en la localidad de Engativa, al occidente de Bogotá. La Fiscalía le imputó los delitos de tentativa de homicidio, concierto para delinquir , fabricación, tráfico, porte o tenencia de armas, uso de menores de edad para la comisión de delitos y ocultamiento, alteración o destrucción de elemento material probatorio. Arteaga negó los cargos y fue enviado a los calabozos del búnker del ente investigador en Bogotá.
De acuerdo con las investigaciones, Arteaga habría mantenido reuniones previas con William Fernando González Cruz, alias el Hermano, también detenido, para planear las acciones antes y después del ataque. Una de estas citas se realizó el 4 de junio en Bosa.
Según la Fiscalía, el Costeño contactó a Katherine Andrea Martínez, alias Gabriela; a Carlos Eduardo Mora González, alias el Venezolano; y a un menor de edad, ofreciéndoles dinero y asignándoles funciones específicas para la ejecución del crimen. Por su papel en el atentado, el ente investigador ha reseñado a Arteaga Hernández como el autor material del atentado contra Uribe Turbay.
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Además de estos hechos, las pesquisas en su contra lo ubicaron el 6 de junio en el parque El Golfito, en Modelia, Fontibón, donde Uribe Turbay tenía programado un evento. Su presencia en ese lugar habría sido con el propósito de definir posibles rutas de escape, no solo para el sicario, sino para las personas que lo acompañaron.
Ese mismo día, sostuvo comunicaciones con Katerine Martínez, alias Gabriela (otra de las capturadas), Mora y el menor de edad para ajustar los detalles. El 7 de junio, día del atentado, el Costeño recogió a Martínez en un vehículo Spark gris en el que también viajaba el Venezolano. Minutos después, el menor abordó el carro y recibió el arma con la que atacaría al senador.
Arteaga y Martínez siguieron al adolescente hasta ubicarse cerca de la tarima donde estaba Uribe Turbay. Hacia las 5:30 p.m., según registros de cámaras de seguridad, el menor disparó por la espalda al congresista. Tras el ataque, el Costeño y Gabriela se retiraron caminando hacia la avenida ciudad de Cali, donde un vehículo azul, presuntamente conducido por González Cruz, alias el Hermano, los recogió para huir del lugar.
El menor de 15 años y presunto sicario
El adolescente, señalado de disparar contra el senador y precandidato presidencial Miguel Uribe Turbay con una pistola Glock, fue capturado en flagrancia el 7 de junio, tras ser herido por los escoltas del senador cuando intentaba huir. El pasado 4 de agosto, ante un juez especializado en Código de Infancia y Adolescencia, la Fiscalía los acusó por los delitos de homicidio agravado en grado de tentativa, concierto para delinquir y fabricación, tráfico o porte de armas de fuego, cargos que aceptó.
Sin embargo, con la confirmación de la muerte de Uribe, la acusación tiene que cambiar para que el menor responda por el delito de homicidio agravado y no tentativa de homicidio. Hoy mismo se daría ese cambio.
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Según el testimonio de alias Gabriela, el menor habría sido reclutado por José Elder Arteaga a través de contactos en Cali (Valle del Cauca), y contaba con entrenamiento previo para este tipo de acciones. La mujer también afirmó que al joven le habían dicho que una motocicleta lo recogería para escapar, pero el Costeño le confesó que eso no era cierto.
Durante un allanamiento a su residencia el 8 de junio, las autoridades incautaron su teléfono celular, un computador y un cuaderno con anotaciones. Actualmente, permanece en el búnker de la Fiscalía y, junto a su familia, podría ser incluido en el programa de protección de testigos.
Carlos Eduardo Mora, alias el Venezolano
De acuerdo con la investigación, el 6 de junio Carlos Eduardo Mora González, conocido como alias el Venezolano recogió a Arteaga, alias el Costeño, en el barrio Hogares Soacha. Durante el trayecto, el Costeño le propuso participar en “una operación para meterle plomo a alguien” y le ofreció cinco millones por servir como “patrulla” en Modelia a las 4:30 p.m.
Mora aceptó y, según registros de cámaras de seguridad, fue identificado como el conductor del vehículo utilizado en el ataque. Tras el atentado, huyó del lugar en un Spark gris y, horas después, recogió a Arteaga y a Katerine Andrea Martínez. Según el testimonio de Gabriela, el Costeño preguntó por el celular que tenía el menor de edad durante el atentado.
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Mora señaló el asiento del copiloto y aseguró que allí estaba, a lo que Arteaga le ordenó “resetearlo y venderlo o botarlo”. Cinco días después del ataque, el 12 de junio, Mora fue capturado e imputado por tentativa de homicidio agravado, porte ilegal de armas y uso de menores en la comisión de delitos. El hombre no aceptó los cargos y también está detenido en el búnker de la Fiscalía a la espera de que el ente investigador lo acuse formalmente o concrete un proceso de negociación a cambio de beneficios penales.
Katerine Martínez, alias Gabriela
Katerine Andrea Martínez Martínez, alias Gabriela, de 19 años y oriunda de Barranquilla, fue capturada el 14 de junio en Florencia (Caquetá). Según la Fiscalía, llevaba apenas un par de meses en Bogotá cuando fue reclutada por José Elder Arteaga para participar en el atentado del 7 de junio contra el senador Miguel Uribe Turbay.
En su testimonio, Martínez relató que el día previo al crimen acompañó al menor de edad, a el Costeño y a Carlos Eduardo Mora, alias el Venezolano, a hacer un reconocimiento del parque El Golfito. Ese mismo 6 de junio, recibió la orden de recoger la pistola Glock utilizada en el ataque: un hombre en moto se la entregó en el barrio Recreo, en Bosa, envuelta en una bolsa.
Al día siguiente, pagó a través de una plataforma digital el servicio de transporte en moto que llevó al menor de 15 años hasta Modelia. En el Spark gris donde se encontraba junto a Mora, le entregó el arma al adolescente antes de que disparara contra Uribe Turbay. Tras el atentado, aseguró no haber tenido contacto con el Costeño hasta el 13 de junio, cuando este le ofreció esconderla en Florencia y le habló de cursos de drones o francotirador con la guerrilla de las Farc.
Antes de viajar, recibió la instrucción de entregar su celular en la cárcel La Picota. Allí, un hombre encapuchado le dio un teléfono Samsung y le pidió que entregara el aparato que le había facilitado Arteaga, el cual reseteó y vació de información.
En Florencia, decidió no acudir a la cita con el contacto de el Costeño y, mientras salía a tomar algo, fue capturada por la Policía. En el momento de su detención, se había cambiado el color del cabello y portaba más de un millón de pesos en efectivo. Fue trasladada al búnker de la Fiscalía en Bogotá e imputada por tentativa de homicidio agravado, porte ilegal de armas y uso de menores en la comisión de delitos, cargos que no aceptó.
En apartes de la audiencia de legalización de captura de el Costeño, la Fiscalía advirtió que la vida de Gabriela estaría en riesgo por amenazas de una estructura criminal vinculada a la planeación del atentado, aunque no reveló el nombre de la organización. La joven permanece recluida en el búnker de la Fiscalía.
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William Fernando González Cruz, alias el Hermano
El 19 de junio fue capturado William Fernando González Cruz, alias el Hermano, a quien la Fiscalía acusa de haber facilitado la fuga de José Elder Arteaga, alias el Costeño, y de Katerine Andrea Martínez, alias Gabriela, tras el atentado perpetrado el 7 de junio en el parque El Golfito contra el senador Miguel Uribe Turbay.
Un día después, el ente acusador le imputó tentativa de homicidio, uso de menores en la comisión de delitos, tráfico, fabricación y porte ilegal de armas, y ocultamiento o destrucción de elemento material probatorio. González no aceptó los cargos, y la Fiscalía solicitó su detención en centro carcelario.
De acuerdo con las investigaciones, el Hermano tenía la tarea de esperar a Arteaga y Martínez en el barrio Hayuelos, luego de que estos descendieran del Spark gris conducido por Carlos Eduardo Mora, alias el Venezolano. Juntos siguieron al menor de 15 años hasta el lugar del evento político y, tras el ataque, los recogió en un vehículo azul para emprender la huida.
La ruta de escape terminó en una cantina del barrio Santa Fe, donde González y Arteaga, en presencia de Martínez, discutieron la venta del celular del Costeño. Según Gabriela fue Arteaga quien retiró la tarjeta SIM y formateó el aparato con el propósito de eliminar cualquier evidencia relacionada con el crimen.
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Cristian Camilo González Ardila
Este hombre es el sexto y último investigado en el marco del crimen contra el senador. Cristian Camilo González Ardila se entregó voluntariamente al CTI de la Fiscalía el pasado 18 de julio, en medio de un allanamiento en una vivienda al sur de Bogotá. En la diligencia, las autoridades incautaron material probatorio que lo relacionaría con el caso. Un día después, el ente acusador le imputó los delitos de tentativa de homicidio, y fabricación, tráfico, porte o tenencia de armas de fuego. El procesado no aceptó los cargos.
De acuerdo con la investigación, González Ardila habría sido el encargado de recoger en moto al sicario que disparó contra el congresista el 7 de junio. Sin embargo, al desatarse el caos tras los disparos, huyó del lugar. El 21 de julio, un juez de control de garantías le impuso medida de aseguramiento por solicitud del ente investigador, y se encuentra recluido en el búnker de la Fiscalía.
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El menor de edad que se presentó ante las autoridades
El pasado 25 de julio, un menor de edad se presentó voluntariamente ante la Fiscalía para declarar sobre el atentado contra el senador Miguel Uribe Turbay. Según el ente acusador, el joven habría asistido a una de las reuniones en las que se planificó el ataque. Tras su comparecencia, firmó un compromiso para ampliar su testimonio, pero el 29 de julio abandonó el Centro de Emergencia del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), donde estaba alojado. La Procuraduría rechazó lo que calificó como la “evasión del adolescente testigo” en este caso penal.
Ante la polémica, la directora del ICBF, Astrid Cáceres, aclaró que el joven, de 17 años, no estaba bajo detención ni privado de la libertad, por lo que no puede hablarse de una fuga. Explicó que su ingreso al centro se dio por su condición de migrante no acompañado y que no tenía orden de captura, medida judicial ni calidad de testigo protegido.
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Cáceres indicó que el menor estaba en un espacio de abrigo y alimentación para niños y adolescentes sin acompañantes y que su llegada al ICBF no fue consecuencia de un delito ni de un proceso penal en su contra. El paradero del joven sigue siendo incierto, y hasta el momento la Fiscalía no se ha pronunciado sobre las circunstancias que llevaron a que abandonara el centro.
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