Siete horas sin refuerzos: así fue el hostigamiento armado en Buenos Aires (Cauca)

La cabecera municipal de Buenos Aires (Cauca) queda a una hora exacta por tierra de la portería de la Tercera Brigada del Ejército, en Cali (Valle del Cauca). Aun así, la comunidad señaló que el refuerzo a los 15 uniformados que se encontraban ese día en la estación de Policía llegó luego de siete horas de hostigamientos, en los que ocho policías resultaron heridos. Además, se registró el desplazamiento de familias y la destrucción del edificio donde funcionaban la sede del Banco Agrario, la estación de Policía, la Alcaldía y 15 casas que se encontraban alrededor.

Antes de las seis de la mañana del pasado 16 de diciembre, el Ejército señaló que “a través de información suministrada por fuentes humanas se tuvo conocimiento del hostigamiento armado contra la estación de Policía, la cual fue atacada con ráfagas de fusil, artefactos explosivos improvisados tipo tatucos y el empleo de drones”. De acuerdo con información de inteligencia, el ataque, que se prolongó por cerca de 10 horas, habría sido liderado por alias “Max Max”, presunto líder del frente Jaime Martínez del Estado Mayor Central (EMC) de las disidencias de las Farc, al mando de “Iván Mordisco”.

Del 9 al 30 de diciembre, el frente Carolina Ramírez, perteneciente al EMC, anunció un paro armado en los departamentos de Caquetá y Putumayo. De acuerdo con las Fuerzas Militares, estos bloqueos se deberían a enfrentamientos entre disidencias por el control de economías ilícitas. Sin embargo, hasta ahora las autoridades no han confirmado si el ataque terrorista en Buenos Aires se dio en el marco de este paro.

“Realmente el día de ayer fue muy difícil. La incursión armada se extendió hasta las 3 de la tarde, y con más intensidad fue de 6 de la mañana a la 1 de la tarde. Más o menos a esa hora se escucharon los helicópteros de la fuerza pública y, casi hacia las 3 de la tarde, según las informaciones que nos entregaron, fue llegando por vía terrestre el acompañamiento de miembros del Ejército”, relató el exalcalde de Buenos Aires, Clemente Lucumí.

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El Ejército justificó que el retraso del apoyo aéreo se debió a las condiciones meteorológicas, mientras que el refuerzo terrestre, de acuerdo con el exalcalde Lucumí, tuvo dificultades para llegar por una “circunstancia de acordonamiento en los ingresos de varias zonas. En los lados de Suárez, hacia Robles Valle, atravesaron vehículos y colocaron artefactos explosivos para evitar el ingreso de la fuerza pública en la cabecera municipal”.

La Defensoría del Pueblo mantiene vigentes tres Alertas Tempranas, en las que se advirtió de manera reiterada sobre los riesgos de irrupciones violentas como las que actualmente se registran en el municipio. Con estos avisos y la crisis de orden público que se ha recrudecido en Cauca, el exalcalde Lucumí señaló que “se hubiera podido evitar esta situación si se hubiera tenido suficiente fuerza pública en territorio. No sabemos cómo solo 15 policías con fusiles resistieron las ráfagas y granadas de más de 100 guerrilleros que estaban ese día”.

Lucumí manifestó a este diario que tenía la “esperanza de que la reacción fuera casi que inmediata, o por lo menos en tiempos considerables con la distancia que había con la brigada del Ejército, y que no se permitiera tanta afectación negativa en el pueblo”. Incluso, frente a los riesgos que ya se advertían en la región, el general Erik Rodríguez, segundo comandante del Ejército, declaró que “un ataque de estos no se planea en un día; un ataque de estos deja ver muchos indicios antes de que suceda”.

En su relato sobre lo ocurrido ese día en la población, Lucumí resaltó que muchas familias tuvieron que huir de sus casas por los patios para refugiarse en el monte o en viviendas ubicadas fuera de la cabecera municipal. “El número exacto de desplazados no fue fácil identificarlo, pero fueron varias familias”, señaló el exalcalde. Describió que, al ser Buenos Aires una especie de embudo donde la salida principal es la calle donde se presentaron con mayor intensidad los enfrentamientos, las familias que no lograron huir temprano tuvieron que confinarse en sus casas hasta que cesaron los disparos entre disidencias y Policía.

El exalcalde aseguró que estas familias ya se encuentran nuevamente en sus hogares y descartó que entre los heridos haya civiles. “No obstante, la afectación psicológica es permanente para los habitantes, de manera especial para los niños, niñas y adolescentes que viven en la cabecera municipal”.

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Durante las horas que se prolongó el ataque, la Policía de Cauca señaló que la comunicación con la estación de Buenos Aires presentó afectaciones, lo que impidió conocer en tiempo real el número de heridos o las actualizaciones en terreno. De acuerdo con Lucumí, esto se habría debido a que una antena de comunicación fue afectada por las disidencias, pero “nosotros tuvimos comunicación permanente con ciudadanos por vía telefónica. En todo el periodo yo estuve en comunicación con muchos, dando sugerencias: ‘por favor, recojan agua dentro de su casa. Saquen con palos de escoba con una sábana blanca o de un color parecido por las ventanas’”.

Aunque aclaró que “seguramente los medios que utilizan entre la fuerza pública no sean los mismos, definitivamente es un hecho muy notorio porque, una vez se dio el hostigamiento, en menos de media hora ya tenían información los medios de comunicación a nivel nacional e incluso internacional. Era una noticia muy evidente”, señaló Peña.

Por su parte, Roy Charrupi, defensor de derechos humanos, manifestó que “no se entiende cómo la comunidad, a pesar de estar saliendo semidesnuda a protegerse en el monte, desde ahí transmitía y se comunicaba. Entonces, ¿cómo es que la comunicación de un campesino es más eficiente que la de un Ejército Nacional?”, se preguntó.

Asimismo, denunció que las afectaciones pudieron ser mayores, ya que las disidencias “ingresaron con una volqueta llena de cilindros bomba” al municipio, que no fue detonada. “Actualmente hay todavía cilindros y granadas que afortunadamente no explotaron y el Ejército está tratando de hacer una detonación controlada”, señaló Charrupi, información que había sido confirmada por el director de la Policía.

Mientras más de 300 soldados de la Brigada 29 llegaron para reforzar la seguridad en Buenos Aires, el actual alcalde, Pablo César Peña, se encuentra en Bogotá en reuniones con el Ministerio del Interior para coordinar la reconstrucción de la Alcaldía y la estación de Policía. “Hoy no tengo Alcaldía para operar. El Ministerio del Interior se ha comprometido con la financiación de ambos proyectos. Tenemos unas responsabilidades compartidas”, declaró Peña, y agregó que el proyecto tendría un costo de COP 20 mil millones.

El alcalde Peña también se pronunció sobre el retraso de la fuerza pública en el municipio y compartió la versión del exalcalde Lucumí. “La explicación que me han entregado en relación con la demora fue por las condiciones meteorológicas que se enfrentaban en ese momento y las dificultades de acceso por tierra, porque los pasos estaban obstruidos por explosivos y vehículos que dejaron. Yo he insistido mucho en esa explicación porque para mí fue muy doloroso sentirnos en ese momento de angustia sin que llegara el respaldo”, declaró Peña.

Desde el municipio de Buenos Aires, el exalcalde Lucumí hizo un llamado a “los actores armados a respetar los derechos humanos y a la sociedad civil”. También señaló que el “Estado debe establecer mecanismos de verdaderos acuerdos de convivencia, y que se pueda autorizar a los alcaldes y a los consejos de comunidades negras e indígenas a tener diálogos con esos grupos. Un Estado centralizado ha hecho tanto daño históricamente. Estamos realmente en una situación muy compleja y esperamos, por lo menos, un cese al fuego, un respiro”.

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