Así se tejen las alianzas de Congreso y Presidencia para buscar una tajada de poder en 2026

La última semana fue de las más frenéticas en el escenario político, al punto que se realizaron por separado más de 100 reuniones de los partidos para delimitar las listas al Congreso que entrarán en juego el 8 de marzo, día en el que también se realizarán las consultas de carácter presidencial y donde entra en disputa el poder a partir del 2026. Todos quieren una tajada.

En esas reuniones se movieron, y lo siguen haciendo sigilosamente, actores de múltiples sectores que han servido como mediadores para apaciguar disputas internas, motivadas principalmente por el ego de conseguir una posición privilegiada dentro en el escenario que se abre hacia las urnas. Sin embargo, no en todos los casos se ha tenido éxito.

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Tal ha sido el impacto de ese frenetismo, que esta misma semana se le pasó factura a la candidatura presidencial de Miguel Uribe Londoño en el Centro Democrático. Además, Mauricio Gómez Amín también declinó su aspiración y, para ambos casos, el común denominador es el abogado Abelardo De La Espriella. Mientras que el último se adhirió a su campaña, un rumor en el mismo sentido sobre el primero valió para que desde la cúpula del uribismo se decidiera expulsarlo de la contienda, con el beneplácito del propio Álvaro Uribe Vélez, líder natural de la colectividad de oposición.

A pesar de que Uribe Londoño partía, según varias encuestas, como una de las caras con mayor intención de voto en ese partido, eso no fue suficiente y en menos de 48 horas se cocinó su salida. Ahora la disputa está entre las senadoras María Fernanda Cabal, Paloma Valencia y Paola Holguín, quienes llevarán las banderas del expresidente Uribe a una primera contienda electoral en marzo: las consultas interpartidistas.

¿Y por qué resulta importante este caso? Esa campaña venía siendo acompañada de actores como José Obdulio Gaviria, otra de las voces con representatividad en el Centro Democrático, y del empresario Manuel Santiago Mejía, que posteriormente tomó un nuevo rumbo.

Sin embargo, estos dos nombres no solo estaban jugando la carta de Uribe Londoño a la Presidencia. A pesar de la cercanía de las partes, el empresario también se acercó a las campañas de Juan Carlos Pinzón y de De La Espriella, lo cual se materializó en reuniones y la puesta sobre la mesa de un posible respaldo electoral. Con el jurista no se llegó a buen puerto, mientras que con Pinzón evolucionó al punto que de integrar su campaña.

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La última cita se realizó a comienzo de esta semana en Bogotá, en la que José Obdulio Gaviria y Pinzón buscaron un nuevo fortalecimiento de esos lazos, que incluyen, además, a Mejía.

Tras conseguir el aval de Verde Oxígeno –de Ingrid Betancourt – y ADA (colectivo afrodescendiente del Valle), un sector del Partido de La U planteó coavalarlo, pero las divisiones internas no han dejado tomar decisiones. Incluso, se ha puesto sobre la mesa dar ese paso con Roy Barreras e Iván Cepeda, quien buscan proyectar la continuidad del Gobierno del presidente Gustavo Petro.

El que sería el primer round de 2026 se desarrollará en paralelo con las elecciones al Legislativo, ambas el 8 de marzo. Y a pesar de que los encuentros entre las cabezas de algunos partidos en la derecha y la centroderecha que lideraban esta intención se pausaron, el propósito sigue latente. Es más, el último punto acordado en las reuniones de principios de noviembre fue la consolidación de listas al Congreso, antes de abordar un mapa presidencial concreto.

Una de esas citas la lideró la senadora Nadia Blel, presidenta del Partido Conservador, en un desayuno al que se convocaron delegados del Centro Democrático, Cambio Radical, Partido Liberal y La U. Allí, además de aliviar tensiones entre los sectores por lo que fue la elección de Carlos Camargo como magistrado de la Corte Constitucional, se retomaron los análisis sobre cómo llegar a una consulta a la que ya varios candidatos y precandidatos se han mostrado receptivos.

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Es más, muchos de ellos también adelantaron procesos en paralelo. Por ejemplo, una cita en un hotel de Bogotá a mediados de noviembre dejó ver la cercanía de Vicky Dávila, Daniel Palacios, Gómez Amín, Carlos Felipe Córdoba, Enrique Peñalosa, Juan Carlos Cárdenas, Juan Guillermo Zuluaga y Marta Lucía Ramírez. Ese encuentro reforzó la intención de este grupo de pedir una consulta en marzo.

Días después fue Juan Carlos Pinzón quien citó a esos mismos nombres en el JW Marriot de la capital, donde además asistió Aníbal Gaviria, el único sobreviviente de la coalición La Fuerza de las Regiones. Aunque la cita no tuvo conclusiones de fondo, pues el anfitrión no asistió, una llamada entre los mismos actores sirvió para apaciguar el panorama. Incluso, a los pocos días Palacios y Dávila inclinaron sus candidaturas a la construcción de una coalición, algo que también hizo el propio Pinzón desde el partido que lo avaló.

¿Pero qué pasa con los partidos? La intención en todos los casos parece ser similar. Esos sectores ya han materializado la propuesta que realizaron los expresidentes César Gaviria y Álvaro Uribe para esa consulta de marzo. Ambos exmandatarios han jugado un rol clave en esa intención, siendo coanfitriones de citas y foros con el mismo objetivo.

Y mientras tanto, todos han jugado sus cartas para el Congreso. El propio expresidente Uribe se posicionó en el renglón 25 del Centro Democrático con el fin de impulsar una votación que supere los 2,5 millones de votos en marzo, para conseguir más de 20 curules en el nuevo Congreso que tomará posesión el 20 de julio del 2026.

Eso sí, ese listado pierde parcialmente a figuras como las senadoras Cabal, Holguín y Valencia, que enfocan sus esfuerzos en el proceso presidencial del uribismo que se develará el próximo 15 de diciembre. Ahora bien, es hasta esa misma fecha que se pueden realizar modificaciones en las listas, por lo que antes de esa jornada, si así lo ven, alguna de las tres legisladoras podría volver declarar su intención de volver al escenario legislativo.

En paralelo, los liberales tendrán también una lista multisectorial que contó con Gaviria como su principal arquitecto. Allí también fue clave la voz de su hijo, Simón, quien ha sido parte activa de todo el proceso. Los Gaviria, además, buscarán llevar su apellido nuevamente al Congreso con María Paz, la menor de esa familia, como carta número 100 en la lista del Senado. Y la cabeza de lista quedó para Lidio García, actual presidente del Congreso, quien se acerca mucho más a los sectores de oposición que del oficialismo.

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En Cambio Radical, sin embargo, Germán Vargas Lleras no ingresó en la lista de su partido, hecho que le deja un único camino político: buscar la Presidencia. El exvicepresidente es otro de los interesados en participar en una contienda en marzo, por lo que declinó una incursión al legislativo, pensando en poder arrancar una nueva carrera presidencial.

Pero ese deseo mantiene un interrogante desde la salud del propio Vargas Lleras, que por diversos factores se alejó del escenario durante ocho meses. Y aunque ya ha vuelto al ruedo, voces dentro de su mismo partido han puesto en duda que existan condiciones electorales concretas para emprender una campaña presidencial. En ese sentido, el exvicepresidente tendrá hasta finales de enero para decidirse.

De otro lado, aunque en La U no han manifestado respaldo a una ficha presidencial, su cabeza de lista al Senado puede ser un indicador de cómo se podrían mover. Juan Felipe Lemos Uribe será el número uno de esa plancha –luego de varios rumores que vincularon a actores del sector privado y exministros– y al ser del corte opositor, la ruta presidencial no estaría muy alejada. Es más, en esa colectividad se esperará justamente hasta marzo para finalmente tomar una postura fija sobre cuál sería su respaldo en esa materia.

Ahora bien, esos sectores de centroderecha y de derecha miran de reojo al llamado centro. Ese espectro político hoy se ha vuelto apetecible para ambos polos, al tener figuras con importancia y marcación en intención de voto como el propio Sergio Fajardo.

El dos veces aspirante presidencial – y también exgobernador de Antioquia y exalcalde de Medellín - es esa figura a la que estos dos sectores buscan seducir para conquistar esas mayorías que los impulsen hacia la Casa de Nariño. No obstante, el propio Fajardo ha estimado que “no se casa con nadie”. Su experiencia del 2022 en la Coalición Centro Esperanza fue el detonante para que el hoy candidato decline ofertas similares.

Pero esa puerta no está cerrada o, por lo menos, no del todo. Fajardo cuenta con un equipo que múltiples veces se ha acercado a la derecha, especialmente a sectores del uribismo, y, de hecho, el exgobernador ha delegado a varios de sus funcionarios para que le representen en los foros organizados por el Centro Democrático. Y aunque no hay una foto que le ligue a ese sector, los diálogos se han sostenido.

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Otros nombres en ese mismo centro son Claudia López o Juan Daniel Oviedo. A la exalcaldesa de Bogotá se le ha tratado de apartar de la conversación electoral ligándola a uno u otro extremo. A la fecha ha tenido acercamientos con otros precandidatos y este viernes manifestó su intención de participar en alguna de las consultas de marzo.

Pero en medio, como puente de esos dos espectros, está la Alianza Verde. Desde opositores cercanos al uribismo, hasta una muy marcada facción pro-gobierno ponen a esta colectividad como un atractivo para las presidenciales. Por ejemplo, la cabeza de lista será el exalcalde de Bogotá ‘Lucho’ Garzón, propuesto por el exministro Juan Fernando Cristo, que representa esa ala del petrismo del partido.

De hecho, Cristo ahora mueve sus hilos para lograr llevar a ese partido al frente amplio, algo a lo que se niegan nombres como los senadores ‘Jotape’ Hernández o Angélica Lozano. El primero se ve mucho más cercano a la oposición, aunque no ha pedido integrar alguna coalición, mientras que la segunda preferiría un mayor respaldo a su esposa, la exalcaldesa López y quien, además, cuenta con músculo dentro de esa colectividad.

Ahora bien, En Marcha, que es el partido del exministro Cristo, anunció su participación en una posible consulta, y si bien tiene hasta el mes de enero para declinar de la misma, todo parece indicar que este quiere acercarse al oficialismo. Ese procedimiento también lo cumplieron los principales partidos políticos como el Liberal, Centro Democrático, Conservador o el propio Pacto Histórico, así como algunos candidatos por firmas.

En esa línea, es en cabeza del presidente Gustavo Petro y el senador Iván Cepeda que poco a poco la izquierda consolida ese llamado Frente Amplio. De todos, ese parece ser el proceso más avanzado con miras a marzo y, de hecho, inició su conformación con casi un año de antelación por iniciativa, precisamente, del jefe de Estado. Su invitación hizo eco en sus sectores aliados y hoy ya tiene un ramillete de cinco posibles contendores por llegar a la Presidencia.

Iván Cepeda es la cara visible de esta consulta, que, de sellarse, llegará con el impulso de 1,5 millones de votos a cuestas, conseguidos en la contienda del pasado 26 de octubre. La construcción de este Frente Amplio se selló el pasado 2 de diciembre tras la convocatoria del expresidente Ernesto Samper, quien invitó a las fuerzas de izquierda para materializar las intenciones del presidente Petro. Allí Roy Barreras y Clara López, también se vieron con otras posibles caras que se sumarían una puja presidencial previo a la primera vuelta de mayo, como Camilo Romero.

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El exembajador ha coqueteado con varios sectores. Sus reuniones con directivos de la Alianza Verde así como con otros partidos y movimientos políticos ligados al plan de gobierno actual, dan señas de su búsqueda de un aval que aún no ha llegado. Además, el exgobernador de Magdalena, Carlos Caicedo, es otro de los que quiere entrar al ruedo y, pese a las recientes diferencias con la Casa de Nariño, su intención también está enfocada por ir al Frente Amplio.

Además del presidente Petro, quien también está jugando un rol clave en esta conformación de alianzas en la izquierda es la senadora María José Pizarro, quien ahora lidera la campaña de Cepeda y que ha congregado a esos sectores para lograr unificar votos y conseguir prolongar por cuatro años más a la izquierda en Presidencia.

En esa misma cita del pasado martes, Pizarro y algunos de estos precandidatos comprometidos con ese Frente Amplio, como Cristo, Romero, Samper (aunque no como candidato), Clara López, Barreras y Gloría Flórez, en representatividad de Iván Cepeda, se tomaron una foto para mostrar unidad.

Y aunque en ese sector han dado muestras de unidad y organización en materia presidencial, en el apartado legislativo se han presentado varias divisiones. En la memoria queda la disputa precisamente entre Pizarro y la exministra Carolina Corcho por la cabeza de lista del Senado. Esa puja la ganó esta última, haciendo eco de los más de 600.000 votos obtenidos en octubre y a pesar de los acuerdos en los que el mismo presidente Petro participó, donde se pidió la renuncia de Pizarro de una aspiración presidencial para otorgarle el renglón uno de la Cámara Alta del Pacto Histórico.

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En la Cámara por Bogotá el principal motivo de disputa es la regla de paridad y cremallera, pues la irrupción de Laura Daniela Beltrán y Daniel Monroy, que acapararon un caudal electoral a través de redes sociales, deja a nombres como María del Mar Pizarro, Gabriel Becerra o Heráclito Landinez en puestos menos favorables de la plancha. Por ello se puso en duda si allí también aplicarían esos acuerdos, dado que los tres primeros lugares los ocuparon mujeres: la actual representante María Fernanda Carrasca, Beltrán y la también legisladora Mar Pizarro. No obstante, esa pelea se subsanó al revalidar los acuerdos, lo que dejaría a Pizarro en el quinto lugar de la lista por Bogotá.

Por ahora todos están construyendo alianzas buscando una tajada de poder para llegar los más fortalecidos a las contiendas del próximo año.

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