La Casa de Nariño, en medio de tensiones generadas con vecinos con alianzas ideológicas –por factores de relación bilateral y otros externos–, está llevando a una reconfiguración de cómo manejar la diplomacia fronteriza. Todo esto, en momentos en que hay una ecuación en la que entra el EEUU de Donald Trump, la Venezuela de Nicolás Maduro y la Nicaragua de Daniel Ortega, con quien se dio el capítulo más reciente.
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Aunque el presidente negó haber beneficiado el asilo de Carlos Ramón González, exmano derecha de Petro devenido en prófugo de la justicia, documentos revelados por investigaciones periodísticas mostraron que la embajada del hoy senador León Fredy Muñoz sí intercedió por el exdirector del Dapre.
En ese contexto, y pensando ya en el legado que dejará cuando sea expresidente, el hoy inquilino de la Casa de Nariño quiere dejar cimentada la posición de Colombia como un actor clave en la geopolítica global. En distintos escenarios, el jefe de Estado ha insistido en que “Colombia es el corazón del mundo”. En un intento por darle profundidad a esas declaraciones, ha buscado que el país cobre relevancia en el multilateralismo. Pero esos choques que hoy se dan, por reclamos territoriales y por decisiones contrarias a los intereses del Gobierno, han complicado el panorama en el vecindario de América Latina.
Esa apuesta por aumentar el protagonismo de Colombia en el panorama internacional coincide, además, con una recomposición del cuerpo diplomático. En posiciones clave para el relacionamiento con la región, el presidente Petro ha buscado que lleguen personas que sean de las bases de la izquierda y del progresismo, aun cuando se trate de nombres polémicos como el del exjefe de Despacho Alfredo Saade –y que no se concretó por la investigación de la Procuraduría en su contra–.
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El más reciente episodio de tensión tiene que ver con el cruce de declaraciones entre el Gobierno de Colombia y el de Nicaragua por Carlos Ramón González, quien hoy es acusado de la Fiscalía de ser la cabeza detrás del esquema para el millonario desfalco de la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD).
Luego de que se conociera que, con la intermediación de la embajada de Colombia en Nicaragua, González vive en Managua, el propio presidente Petro pidió que se extraditara a su exfuncionario imputado y prófugo. No obstante, el Gobierno de Ortega no solo negó la petición, sino que le concedió asilo político a González.
“Toda persona tiene el derecho de buscar y recibir asilo en territorio extranjero, en caso de persecución por delitos políticos o comunes conexos con los políticos”, argumentó la Cancillería de ese país.
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La respuesta desde Bogotá no se hizo esperar. “Colombia solicita al Gobierno de la República de Nicaragua tener en cuenta las pruebas aportadas por la Fiscalía General de la Nación y, en consecuencia, reconsiderar su decisión para revocar dicha protección internacional, con el propósito de que el señor González Merchán pueda entregarse a la justicia colombiana, la cual le brindará todas las garantías procesales”, dijo la Cancillería de Rosa Villavicencio.
E, incluso, el presidente colombiano afirmó desde su cuenta en X: “Ortega no quiere a Petro, porque denuncia que se volteó contra los sandinistas que hicieron la revolución contra (Anastasio) Somoza”.
Ese no es el primer choque que ha habido entre ambos gobiernos. En 2024, por ejemplo, Ortega acusó al presidente de Colombia de “representar a los yanquis en América Latina”, a lo que Petro respondió: “Al menos no arrastro los derechos humanos del pueblo de mi país y menos los de mis compañeros de armas y de lucha”.
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Y si en el norte de la frontera llueve, por el sur no escampa. La tensión continúa con el gobierno de la peruana Dina Boluarte, luego de que el presidente Petro asegurara que la Isla de Santa Rosa, en la frontera amazónica de ambos países, está en territorio colombiano y “ha sido ocupada” por los peruanos.
En la frontera amazónica la tensión es tal que el presidente Petro decidió conmemorar en Leticia (Amazonas) el 7 de agosto. Además, la tensión aumentó luego de que el polémico exalcalde de Medellín Daniel Quintero Calle plantara una bandera de Colombia en la isla, por lo que el Congreso peruano lo declaró persona non grata.
En medio de ello, este martes los cancilleres de Colombia y Perú, Rosa Villavicencio y Elmer Schialer, confirmaron que el próximo 11 y 12 de septiembre se realizará en Lima la Comisión Mixta Permanente para la Inspección de la Frontera peruano - colombiana (Comperif).
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El tercer punto de tensiones está en la frontera con Venezuela, pero no porque haya choques con el régimen de Nicolás Maduro, sino porque ambos gobiernos anunciaron la creación de una zona binacional, al tiempo del anuncio del Gobierno de Estados Unidos de que el venezolano y otros funcionarios del Palacio de Miraflores pertenecerían al Cartel de los Soles. Al respecto, Petro aseguró este miércoles que “quien maneja el tráfico de cocaína por Venezuela no es el ‘cartel de los soles’, esa es una mentira como las armas de destrucción masiva de Irak, y solo sirve para invadir países”.
Con esas declaraciones, el jefe de Estado terció en el pulso que hay en estos momentos entre el régimen de Maduro y el gobierno de Estados Unidos. El presidente Donald Trump ordenó el despliegue de buques en el Caribe, cerca a la frontera marítima de Venezuela. Ante esto, el venezolano afirmó que “estas amenazas no solo afectan a Venezuela, sino que ponen en riesgo la paz y estabilidad de toda la región”.
Esta cercanía ideológica con Maduro se da cuando Estados Unidos estudia si certificar o no a Colombia en la lucha contra las drogas, una decisión que llegará en septiembre.
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Como parte de ese relacionamiento, el presidente ha apostado porque en el cuerpo diplomático estén personas que respalden sus ideas. Así, ratificó a la canciller Rosa Villavicencio, quien llega de las bases del Pacto Histórico –a diferencia de sus tres predecesores: Álvaro Leyva, Luis Gilberto Murillo y Laura Sarabia–. La embajada en Nicaragua (que se mantuvo vacante desde la salida de León Fredy Muñoz) estará al frente de la experiodista de RTVC Vilma Jay. Y en Brasil quiso nombrar a Alfredo Saade, pero el nombramiento se cayó luego de que la Procuraduría lo suspendiera provisionalmente por la supuesta extralimitación en sus funciones.
A su vez, el jefe de Estado ha buscado que Colombia sea el epicentro de eventos de impacto internacional. Pasó en octubre de 2024 con la COP16 –aunque, al final, varios jefes de Estado desistieron de viajar al país– y ahora con la cumbre de países amazónicos, que se realiza en Bogotá.
De hecho, en el marco de esta, Petro se reunirá con su homólogo de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, en la Casa de Nariño este viernes. Con Lula da Silva y otros presidentes de izquierda, como el chileno Gabriel Boric y la mexicana Claudia Sheinbaum, ha buscado crear una suerte de bloque latinoamericano que permita que los países de la región actúen con una misma línea.
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Así lo manifestó en abril pasado cuando, en representación de Colombia, Petro asumió la presidencia pro tempore de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (CELAC). Desde esta posición –que ostentará hasta abril de 2026, meses antes de dejar la Casa de Nariño–, el presidente ha dicho que espera promover nuevas alianzas con otros países como China.
En todo caso, en la relación uno a uno, eso no ha evitado roces y reclamos. Por ejemplo, con el paso a segunda vuelta de Rodrigo Paz y Jorge Quiroga –marcando un giro a la derecha en el país–, aseveró que “se olvida la historia por la adicción al poder. El pueblo olvida, cuando elige a los verdugos que derramarán la sangre del mismo pueblo que votó por ellos”. Y en la frontera con Ecuador, aunque la relación ha estado en aguas tranquilas luego de las críticas al presidente Daniel Noboa, existe la preocupación por el fortalecimiento de organizaciones narcocriminales como disidencias de las Farc y el ELN, que han convertido a la región en una ruta para el tráfico de drogas.
Así las cosas, durante los próximos diez meses Petro espera darle un nuevo aire a las relaciones bilaterales con varios países de la región. No obstante, esa apuesta se vería afectada por los roces que se han presentado en casos concretos, como Nicaragua y Perú.
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