La elección de Carlos Camargo como magistrado de la Corte Constitucional no solo golpeó a la coalición de gobierno con un presidente Gustavo Petro decidido a rearmarla. También dejó en evidencia que las negociaciones de meses de los partidos tradicionales no han asegurado la unión de las colectividades entre ellas, y tampoco en las filas internas de cada movimiento. Además, que la “disciplina de partidos” se aleja cada vez más de ser una realidad a medida que se acercan las elecciones del año entrante.
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En Cambio Radical, La U, el Partido Conservador y el Liberal, los llamados “jefes naturales” (el exvicepresidente Germán Vargas Lleras, la gobernadora Dilian Francisca Toro, los senadores Efraín Cepeda y Nadia Blel, y el expresidente César Gaviria, respectivamente) están intentando controlar la “indisciplina” de congresistas que, con los comicios cada vez más cerca, han intentado ignorar los controles internos y actuar por su cuenta, aun si ello significa ir en contra de los acuerdos de cada bancada.
Mientras esto ocurre, los líderes de estas colectividades buscan acordar entre sí la conformación de una coalición de “centro-derecha” que tenga un papel preponderante en los comicios de 2026 y que se presente como una alternativa al Pacto Histórico y al Centro Democrático, argumentando que busca alejarse de los “extremos”. Pero hay voces que, como le dijeron a El Espectador, no respaldan esa decisión, lo que podría significar un golpe en la mesa a quienes tienen el mando actualmente.
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El caso más reciente ocurrió en Cambio Radical. El partido ha buscado posicionarse como una de las fuerzas opositoras al actual gobierno, con el exvicepresidente Germán Vargas Lleras en la primera línea objetando la totalidad de las políticas públicas petristas. Y aunque hay, en general, una intención en la bancada de ir hacia el mismo lado, también han empezado a surgir voces disidentes.
Uno de los momentos más álgidos de la elección de Camargo, el pasado miércoles, fue la discusión de si dos senadores de Cambio Radical podían votar. En julio pasado, las autoridades internas habían suspendido a la senadora Ana María Castañeda y al senador Temístocles Ortega por ir en contra de las decisiones de bancada cuando se votó la consulta popular. En vez de no apoyarla, ambos se ausentaron de esa polémica plenaria. La respuesta del partido fue dejarlos sin voz ni voto. Pero los dos apelaron la decisión, lo que generó una cascada de decisiones en el Consejo Nacional Electoral (CNE), que se notificaron al Senado mientras avanzaba la discusión.
En ese momento, Motoa aseguró que “esto es un partido de oposición al gobierno de Gustavo Petro. Las decisiones las tomamos en bancada. Quien siente o tenga espíritu o alma petrista dentro de esta corporación, pues no debe estar en el partido Cambio Radical”.
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Voces al interior del partido le confirmaron a El Espectador que la inconformidad concreta contra Castañeda (72.725 votos en 2022) y Ortega (57.999 votos), y las medidas que el partido ha anunciado –que incluyen recursos ante altos tribunales– también ha empezado a entenderse como una advertencia ante cualquier conato de “indisciplina” en las líneas vargaslleristas.
De hecho, y aunque también es opositor, en su momento el exsenador David Luna renunció a su curul y al partido alegando que no contaba con garantías suficientes para poder competir por el aval presidencial de Cambio, que hoy, dentro de las filas de la colectividad, un sector significativo espera que reclame Vargas Lleras.
Pero el de Cambio Radical no es el único caso. De hecho, es solo la muestra de una tendencia cada vez más común. Algo similar ocurre en La U, un partido que, desde hace ya varios años, tiene como líder natural a la gobernadora del Valle, Dilian Francisca Toro. Hoy, el partido es codirigido por el exregistrador Alexander Vega y por la exgobernadora del mismo departamento Clara Luz Roldán, quien es de la línea directa de Toro. Pero esa hegemonía tambalea.
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Varios congresistas, que hablaron con reporteros de este diario en off, aseguran que “el poder está flojo. Dilian lo perdió. Le tenemos respeto y cariño, pero la gente no es boba y saben de qué va la política; hoy no tiene posibilidad ni de colocar gobernador en 2027”. Y un representante insistió en que hoy por hoy, quienes tienen curul están convencidos de que pueden imponer su posición. El Espectador buscó a Toro sin éxito. En todo caso, la gobernadora en otros espacios ha insistido en que hoy está alejada de la dinámica interna del partido y que se enfoca en su trabajo al frente del Valle.
Además, en La U sí es posible identificar a dos bandos cada vez más marcados. Por un lado, están quienes apoyan al Pacto Histórico, con rostros como el del presidente de la Cámara, Julián López, y del senador José Antonio Correa quienes, en varias ocasiones, han respaldado las iniciativas del Gobierno Petro. Por otro lado, hay congresistas con mayor cercanía a la oposición, como es el caso de los senadores Juan Felipe Lemos y Alfredo Deluque –quien en varias ocasiones ha tenido choques con el presidente por los señalamientos que este ha hecho a su familia en La Guajira–.
Pero, incluso, dentro de esos bandos hay subdivisiones entre quienes ven con buenos ojos y los que no que La U pase a integrar la coalición de partidos tradicionales, que varios, como le confirmaron a este diario, ven como un esfuerzo individual de los codirectores más que como una movida para defender los intereses del partido. “Primero juguemos en el Congreso. Ya el 9 de marzo hablaremos, pero primero lo primero”, afirmó uno. Aun así, el partido sigue en la búsqueda de una ficha para las presidenciales. En efecto, voceros se han reunido con algunos opcionados como el exgobernador del Meta Juan Guillermo Zuluaga y el exministro de Defensa Juan Carlos Pinzón, aunque aún no hay acuerdos.
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En otra colectividad donde están intentando atajar las divisiones es en el Conservador. Congresistas –tanto representantes como senadores– han decidido respaldar al presidente Petro y al progresismo, aun cuando hay otras voces que han buscado hacerse un espacio en el peleado campo de los debates desde la oposición.
Algunos de los casos más sonados son los del senador Carlos Andrés Trujillo y el representante Alfredo ‘Ape’ Cuello, quienes, como ha contado en El Espectador, hacen parte de los congresistas que se han beneficiado de los acuerdos con el Gobierno Nacional para hacerse con importantes puestos. Además de la pérdida de esa burocracia, lo que ha trascendido es que la colectividad prepara nuevas sanciones a las “ruedas sueltas”, como las que impuso en 2024 por cuenta del apoyo de varios godos a la reforma pensional petrista.
Mientras tanto, el senador Efraín Cepeda, aprovechando la vitrina que le dio ser el presidente del Senado hasta el pasado 20 de julio, anunció su candidatura presidencial durante un evento de su partido en Ibagué este sábado. En su discurso, anunció que busca ser el próximo presidente conservador de Colombia y que sabe “cómo ganarle a Petro”.
“El único que ha derrotado a Petro siete veces es Efraín Cepeda, y con la ayuda de ustedes y de este maravilloso equipo lo vamos a derrotar para la Presidencia de la República”, declaró.
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En el liberalismo, dirigido, desde hace por lo menos una década, por el expresidente César Gaviria hay voces que, cada vez más, cuestionan las decisiones tomadas por el exjefe de Estado. “Los partidos están tratando de hacer eso porque se dieron cuenta de que esos extremos dejaron a todo el mundo por fuera. Pero los que ponen los votos van a estar a los extremos; uno se sube a la campaña del que va ganando y hoy no tienen [los directores de partidos] con quién”, dijo un senador.
De cualquier forma, cada que hay convención nacional de las toldas rojas, como ocurrió en noviembre del año pasado, Gaviria es ratificado como el director del partido manteniendo su autoridad formal.
En esa discusión, un factor que podría significar ventaja para quienes buscan afinar la disciplina partidista están las recientes decisiones que se han ventilado sobre el remezón al interior del gabinete del presidente Petro. Luego de la victoria de Camargo, el jefe de Estado habló de una completa “recomposición” de la bancada de Gobierno. Y con eso se supo de la eventual salida de fichas de partidos como el ministro de las TIC, Julián Molina (La U), y de Comercio, Diana Morales (Liberal).
Todavía se está a la espera de que el mandatario tome decisiones clave en ese sentido. Después de su visita oficial a Japón, aterrizó este domingo en Colombia y una reunión está prevista para este lunes en la Casa de Nariño, donde se definirá quiénes continúan en el gabinete ministerial y quiénes salen por acuerdos políticos fragmentados en el Congreso.
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La pérdida de la burocracia, como indicaron fuentes que conocen las conversaciones internas que hoy se dan en los partidos, podría facilitar que, incluso los más cercanos al petrismo, se acerquen al orden de sus colectividades. En todo caso, para esta semana habrá una nueva reunión en la casa del expresidente César Gaviria. Y, según le han confirmado a este diario, se anunciarían las primeras decisiones sobre cómo funcionará la coalición. Pero esta se mantiene en una tensa calma, mientras que varios electores de los partidos ven con suspicacia esa unión y aún no han decidido si la apoyarán o si, por el contrario, irán por su cuenta.
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