Un civil muerto y varios hostigamientos contra la fuerza pública es el balance inicial de las primeras horas del paro armado anunciado por el Ejército de Liberación Nacional (Eln). El bloqueo, que inició el pasado domingo 14 de diciembre y que se extenderá hasta el próximo miércoles, ya ha registrado 51 ataques en todo el país, según el ministro de Defensa, Pedro Sánchez. Aunque la mayoría de los ataques se han concentrado en Norte de Santander, Cauca, Cesar, Antioquia, Santander y La Guajira, las autoridades no descartan otros posibles ataques en las capitales del país y por eso anunciaron la instalación de Puestos de Mando Unificado (PMU) en ciudades como Bogotá y Medellín.
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Este es el cuarto paro armado del Eln en 2025, y, de acuerdo con el experto en seguridad, Jorge Mantilla, esto responde a fallas estructurales del Estado. “La principal falla estructural es que este gobierno demostró tener muy poco conocimiento de la manera de operar el Eln y de la relación entre sus diferentes frentes de guerra”, señaló Mantilla. Agregó que “las medidas militares y judiciales para evitar el terrorismo y esta escalada de violencia tendrían que ver, fundamentalmente, con la desconexión entre el Frente de Guerra Oriental de los demás frentes, particularmente sus comunicaciones, sus redes logísticas, sus redes financieras y, asimismo, poder contener la expansión del Eln en el país”.
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En esta misma vía, Laura Bonilla, subdirectora de la Fundación Paz y Reconciliación (Pares), agregó que hay otro ingrediente adicional en esta escalada violenta de la guerrilla, que inició el año con una de las peores crisis humanitarias en el Catatumbo; luego siguió una arremetida violenta en Cauca y Valle del Cauca que tuvo como punto más crítico un atentado a la base aérea Marco Fidel Suárez en Cali en agosto, y ahora este paro armado. “El Eln le tenía expectativa a la paz total porque creía que iban a ser el grupo más privilegiado de toda esa estrategia de paz. Pero se encontraron con que el gobierno empezó a negociar con todos los grupos al mismo tiempo y en todas partes. Eso molestó profundamente”, explicó.
Lo anterior, agregó Bonilla, llevó a que, mientras avanzaban esos diálogos, la guerrilla siguió fortaleciéndose, aprovechando los cese al fuego. “Con un ingrediente adicional: empezaron a capacitarse en uso de drones”, puntualizó la investigadora. Por su parte, Jorge Mantilla, agregó que hechos como la escalada violenta de esta guerrilla y la respuesta que hasta ahora se conoce de parte de las Fuerzas Militares, “es evidente que las capacidades del Estado están disminuidas y, en muchos casos, se encuentran rebasadas por la de los grupos armados”. Ante ese panorama, el investigador habló sobre las claves que considera fundamentales para “atacar” la avanzada violenta.
“Es claro que cualquier Estado está exento de este tipo de ataque, como lo vimos por ejemplo en el caso de la masacre de Sydney y el caso en la Universidad de Brown en Estados Unidos. Aquí, como allá, se trata de gestionar la amenaza y disminuir los riesgos. La combinación de medidas militares, judiciales y sociales para combatir a esta organización y evitar el terrorismo, tendrá que ver fundamentalmente con la desconexión entre el frente de guerra oriental, y contener la expansión del Eln en zonas como Vichada y el sur del Cesar. También creo fundamental desarticular las redes urbanas, particularmente en ciudades como Cúcuta”, explicó Mantilla.
Delegación de Gobierno también se pronunció sobre el paro
En medio de la escalada de violencia provocada por el paro armado, la Delegación del Gobierno Nacional en los diálogos con ese grupo se pronunció sobre los hechos y le pidieron a la guerrilla desistir de las acciones. La comunicación se da a pesar de que el proceso de paz con el Eln está suspendido desde enero, tras los ataques violentos en Catatumbo y posteriores enfrentamientos con el Frente 33 de las disidencias de alias “Calarcá”, que desataron la peor crisis humanitaria de los últimos 20 años. Según la delegación, el paro armado “sólo afecta a las comunidades” y calificó como carente de sentido la protesta del Eln contra medidas del Gobierno de Estados Unidos.
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El paro también ha dado pie a al menos dos cartas enviadas a Petro por el máximo comandante del Eln, Antonio García. En la primera, le respondió al mandatario sobre su pedido de hacer la paz ya del pasado 3 de diciembre y le dijo que el conflicto no se resuelve con llamados unilaterales. En otra carta publicada este lunes 15 de diciembre, el tono parecía haber cambiado. García aseguró que el grupo insurgente mantiene su disposición de avanzar hacia la paz, pero señaló que no puede tratarse de “un borrón y cuenta nueva”.
“El Eln siempre ha mantenido su disposición frente a la paz, así como de restablecer los diálogos con el actual gobierno, pero dentro de una visión de respeto, responsabilidad y cumplimiento de lo acordado. No puede ser un borrón y cuenta nueva. Entendemos que lo pactado no es con un Gobierno, sino con el Estado, pues sabemos lo complejo que ha sido. Es de nuestro interés que lo avanzado se le pueda dar continuidad”, escribió el comandante en un comunicado difundido a través de X.
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