¿Vieron que María Corina Machado ganó el Premio Nobel de Paz la semana pasada? Les cuento que por aquí en la redacción alguien le atinó a este resultado, pero lo cierto es que fue una noticia que tomó por sorpresa al mundo. En especial con este galardón, suele haber debates, pues estos suelen estar relacionados precisamente con asuntos políticos, lo que genera opiniones de distintas orillas -si no recordamos el caso del expresidente Juan Manuel Santos, que lo recibió por haber logrado la paz con las Farc-.
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Así como de una orilla celebraron el galardón a Machado por su lucha por la democracia en Venezuela, asimismo otros criticaron que una persona que apoyaba la intervención militar de Estados Unidos en ese país haya recibido el Nobel de Paz. ¿Qué opiniones tienen ustedes? Me gustaría leerlos.
Mientras tanto, haremos un recuento de cómo llegó a ser Machado un símbolo de esperanza para los venezolanos, en especial luego de la polémica de las elecciones presidenciales de 2024, que muchos han calificado como un fraude electoral, y que dejó a Nicolás Maduro como presidente reelegido.
📅 28 de julio de 2024: la noche que cambió el rumbo político de Venezuela
Volvamos casi un año y medio atrás cuando, el 28 de julio de 2024, se anunciaron los resultados de las elecciones presidenciales y Nicolás Maduro fue proclamado ganador para gobernar por un nuevo período de seis años. El Consejo Nacional Electoral estimó que obtuvo alrededor del 51,20 % de los votos, frente al 44,2 % que, según ellos mismos, obtuvo el candidato de la oposición, Edmundo González Urrutia. Ese día marcó un punto de quiebre en la política venezolana reciente, porque quienes apoyan a la oposición denunciaron de inmediato irregularidades, falta de transparencia y disconformidad con el proceso electoral.
En medio del revuelo, el Centro Carter, un observador internacional que hasta el propio chavismo calificó de respetable, comentó que la misión técnica que envió a Venezuela no pudo verificar los resultados de las elecciones presidenciales del país y culpó a los funcionarios del Consejo Nacional Electoral por una “completa falta de transparencia”, al declarar como ganador al mandatario sin publicar los recuentos de los colegios electorales. Por su parte, el abogado Alfredo Romero, de la ONG Foro Penal, informó el martes sobre la detención de 278 manifestantes en tan solo las 48 horas posteriores a los comicios. Según la Fiscalía, el número asciende a 749. En medio de las manifestaciones que se desataron en el país, se habla de al menos doce fallecidos. Otras cifran apuntan a 16.
Desde los primeros momentos tras las elecciones se desató una oleada de protestas y reclamos. La oposición, liderada por figuras como María Corina Machado, cuestionó el resultado, pidió la publicación integral de las actas de votación y adelantó que no reconocería al llamado vencedor. Esa tensión electoral rápidamente derivó en violencia poselectoral: la Fiscalía venezolana reportó que el número de muertos aumentó a 27 por enfrentamientos y disturbios vinculados a las protestas. En paralelo, el Tribunal Supremo de Justicia —controlado por el oficialismo— convalidó la reelección de Maduro para el periodo 2025–2031, declarando que los resultados oficiales eran “inobjetables”.
Desde ese momento empezó a gestarse una suerte de doble narrativa: por un lado, el gobierno hizo llamados a mantener el orden y celebrar los resultados; por el otro, la oposición denunció fraude y exigió transparencia. Maduro incluso ofreció entregar el 100 % de las actas y dijo que quienes denunciaban fraude “deben estar tras las rejas”. En ambientes diplomáticos, la OEA intentó aprobar resoluciones para exigir claridad y transparencia al gobierno venezolano, aunque la propuesta fue rechazada por algunos estados, incluida Venezuela.
👩🏻💼 María Corina Machado: la unificadora venezolana
En medio de esa confrontación política surge con fuerza la figura de María Corina Machado como símbolo de la resistencia democrática venezolana. Desde antes de las elecciones ya había sido una figura activa de la oposición; después del 28 de julio, su protagonismo escaló. Aquí la llamamos “la unificadora venezolana”, alguien que logró articular un discurso en torno a la transición pacífica y la restitución de derechos democráticos, incluso cuando su paradero era incierto.
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“Hoy tenemos más fuerza que nunca”, dijo ante la multitud en ese momento. “La voz del pueblo se respeta. Que el mundo y todos dentro de Venezuela reconozcan que el presidente electo es Edmundo González Urrutia”, candidato opositor en los comicios del 28 de julio.
Machado pasó a ocupar un rol simbólico y estratégico: aunque fue inhabilitada políticamente para ejercer cargos públicos, su liderazgo siguió siendo un motor de movilización y exigencia ciudadana.
“Arraigó cada vez más entre los ciudadanos un espíritu rebelde, decidido a retar al sistema autocrático que, entre tanto, le apostaba al fracaso del proceso electoral e intentaba guardar las formas. Para ello, cinco días antes de la votación, sus representantes firmaron los Acuerdos de Barbados junto a los delegados de la Plataforma Unitaria. No tardarían mucho en violentar todos los puntos allí acordados”, aseguró en una columna en el diario El País.
Los medios se volvieron aliados de Machado para amplificar su voz y su mensaje. También en una columna publicada por The Wall Street Journal, afirmó: “Escribo esto desde la clandestinidad, temiendo por mi vida, mi libertad y la de mis compatriotas de la dictadura liderada por Nicolás Maduro”, inició escribiendo la líder opositora María Corina Machado en el texto. “Maduro no ganó las elecciones presidenciales venezolanas del domingo. Sé que esto es cierto porque puedo probarlo. Tengo recibos obtenidos directamente de más del 80 % de los colegios electorales del país”.
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💥 El régimen endurece su control
Esa inhabilitación fue parte de una decisión legal del máximo órgano electoral venezolano que le impuso una restricción de 15 años para participar en cargos públicos. La oposición afirma que esa medida fue arbitraria y se sumó a otras tácticas para debilitar su acción política. Ante esta situación, Machado nombró a personas de su confianza para que representaran el proyecto de la oposición. Edmundo González Urrutia fue elegido como su reemplazo formal en la plataforma opositora. Aunque Machado no quedó fuera de la escena política: siguió liderando, movilizándose y desafiando al régimen desde la clandestinidad, con riesgo para su vida.
En los meses siguientes a su reelección, Maduro buscó reforzar su control sobre diversos ámbitos estatales e institucionales. En enero de 2025, al juramentarse para el nuevo mandato, el gobierno limitó las representaciones diplomáticas de países europeos que han sido críticos con su gestión: Francia, Países Bajos e Italia fueron reducidos a tres diplomáticos por embajada, con restricciones sobre sus movimientos dentro del país. Esta medida fue presentada como una respuesta ante lo que el régimen calificó de “conducta hostil” de esas naciones tras los comicios cuestionados.
⚖️ Entre la denuncia y la represión
Mientras tanto, en el escenario interno se intensificaron denuncias de represión, detenciones arbitrarias y vulneración de derechos humanos. En agosto de 2024, una aliada de Machado en el interior del país, María Oropeza, fue detenida por militares durante una transmisión en vivo, justo después de criticar una campaña oficial llamada “Operación Tun Tun” que incitaba a denunciar supuestos casos de “odio”. También se reportaron numerosas detenciones durante las protestas poselectorales, con denuncias de que muchos manifestantes fueron arrestados sin cargos claros. Ese contexto represivo reforzó la narrativa opositora de que no solo se había robado la elección, sino que el gobierno ahora actuaba contra quienes levantaban la voz.
🕊️ El Nobel de la Paz 2025: una sorpresa desde Oslo
Al cabo de más de un año de esos hechos, la figura de Machado cobró dimensión internacional cuando fue galardonada con el Premio Nobel de la Paz 2025. El Comité Nobel la eligió “por su incansable labor en la promoción de los derechos democráticos del pueblo venezolano y por su lucha por lograr una transición justa y pacífica de la dictadura a la democracia”. Al conocer la noticia, Machado dijo estar “en shock” y lo calificó como un reconocimiento al pueblo venezolano, más que a ella misma. Pero lo llamativo es que no podrá viajar a Oslo para recibirlo, pues permanece oculta en Venezuela por razones de seguridad y legales. Esa clandestinidad es parte de una estrategia de protección frente al riesgo de detención bajo cargos políticos.
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A pesar de protesta de Washington, Machado le dedica el Premio Nobel a Trump
📞 “Maduro, renuncie por la paz”
Desde el momento del anuncio del Nobel, Machado lanzó un mensaje directo a Nicolás Maduro: pidió que renuncie por la paz. Según ella, su salida voluntaria sería una condición indispensable para lograr reconciliación nacional. Además, reveló que tuvo una llamada privada con Donald Trump y extendió su agradecimiento al expresidente de EE. UU., a quien le dedicó el premio como un impulso en la lucha por la libertad venezolana. Esa postura ha generado suspicacias y críticas: algunos sectores interpretan que su vinculación a Trump debilita su perfil pacifista, mientras otros toleran esa alianza como un enfoque pragmático ante un régimen que, sostienen, solo responde bajo presión externa.
💬 Reacciones regionales: Petro, la izquierda y el debate sobre el Nobel
Como les decía al principio, no tardaron en surgir reacciones desde Colombia. El presidente Gustavo Petro criticó duramente a Machado tras el anuncio del Nobel, cuestionando su papel y sus alianzas internacionales. Le preguntó si apoyaba la participación de actores como Netanyahu y Trump en la situación venezolana. Sus cuestionamientos le valieron críticas de figuras políticas que defendieron a Machado, acusando a Petro de mezclar intereses propios con la causa venezolana. En una región en la que los temas migratorios, los vínculos diplomáticos y las alianzas políticas están entrelazados, este tipo de debates adquiere relevancia más allá de Venezuela.
“Yo no defiendo a Maduro, solo le pregunto a María Corina Machado si se puede apartar de Netanyahu y sus amigos nazis, y si es capaz de ayudar a evitar una invasión a su país y promover el diálogo con todas y todos”, aseguró el presidente Petro.
El premio Nobel también reavivó un debate sobre género: María Corina es apenas la segunda mujer latinoamericana en recibir el Nobel de la Paz (la otra es Rigoberta Menchú, en 1992) y representa uno de los pocos casos de reconocimiento femenino en los premios globales. Esa realidad visibiliza la brecha histórica en las distinciones internacionales.
Editorial: Un Nobel para la tenacidad de María Corina Machado
Desde que Maduro volvió a asumir, su gobierno ha buscado consolidar un nuevo estatus quo. Los diplomáticos europeos reducidos son apenas una señal de que el régimen no está dispuesto a tolerar críticas fuertes sin respuesta. Internamente, persiste la represión política y el control institucional. Aun así, la oposición —aunque con muchos obstáculos— ha logrado mantenerse activa y visible por medio del liderazgo simbólico de figuras como Machado.
🔒 Clandestina pero visible
No obstante, mantener esa resistencia desde la clandestinidad es un desafío formidable. No poder moverse libremente, temer por la vida o la libertad, depender de canales digitales y redes de apoyo en medio de una estructura estatal hostil son dificultades enormes. La imposibilidad de viajar para recibir el Nobel se vuelve una metáfora: el galardón reconoce una lucha que no puede expresarse en libertad total.
Aunque se desconoce su ubicación exacta, El Espectador confirmó que Machado sigue activa dentro de Venezuela. Se comunica con su equipo a través de canales cifrados y continúa articulando a la oposición.
El régimen, por su parte, evita pronunciarse sobre su paradero. Maduro se limita a calificar el Nobel como “una maniobra política del imperio”. Sin embargo, el reconocimiento internacional ha puesto nuevamente a Venezuela en el centro del debate mundial sobre democracia y derechos humanos.
🌍 Venezuela ante el espejo internacional
La crisis venezolana ya no se lee solo como un conflicto interno. Con más de siete millones de migrantes repartidos por América Latina, su impacto geopolítico es enorme. En Colombia lo vemos y hace parte de una realidad desde hace años, pero otros países como Brasil, Chile y Perú son hoy escenarios de las consecuencias sociales de ese éxodo. En ese contexto, el reconocimiento a Machado actúa como un recordatorio de que el problema no ha desaparecido, sino que sigue extendiéndose más allá de las fronteras.
Opinión: María Corina encarna a un pueblo
Soy progresista y estoy orgulloso de que MCM se haya ganado el Nobel de Paz
Un gran premio para la Venezuela democrática
Las restricciones diplomáticas impuestas por Caracas, las denuncias de torturas y las violaciones a derechos humanos reportadas por organismos internacionales refuerzan la percepción de que Venezuela vive bajo un régimen autoritario consolidado. Sin embargo, el chavismo conserva una base popular real, sostenida por el aparato estatal, los subsidios y una narrativa nacionalista que aún encuentra eco en sectores empobrecidos.
El tiempo que sigue será decisivo: si el impulso del Nobel se convierte en apoyo concreto —sean sanciones, mediaciones, observadores internacionales— o si el régimen logra neutralizarlo con más represión. Más aún, será vital ver si la oposición puede traducir ese reconocimiento simbólico en fuerza política real dentro de Venezuela, a pesar de las limitaciones que enfrenta. Veremos.
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