Publicidad

Daniel García-Peña: así le ha tocado sortear el año de crisis entre Petro y Trump

El jefe de la misión diplomática de Bogotá en Washington es el encargado de mantener los diálogos fluidos en medio de las pullas de lado y lado que incluyen, en los últimos días, el ruido de una posible intervención en territorio colombiano. En 16 meses ha trabajado silenciosamente, con regaños, y es quien ha tenido que responder por la inclusión del mandatario y su círculo cercano en la lista Clinton, así como la descertificación parcial en la lucha contra las drogas.

Sigue a El Espectador en Discover: los temas que te gustan, directo y al instante.
María José Barrios Figueroa
12 de diciembre de 2025 - 03:29 p. m.
El embajador de Colombia en Estados Unidos, Daniel García-Peña, es uno de los personajes del año en El Espectador.
El embajador de Colombia en Estados Unidos, Daniel García-Peña, es uno de los personajes del año en El Espectador.
Foto: El Espectador
Resume e infórmame rápido

Escucha este artículo

Audio generado con IA de Google

0:00

/

0:00

Ha sido el año de las crisis diplomáticas con Estados Unidos. Así lo reconoce el que las vive de primera mano, el embajador de Colombia en Washington, Daniel García-Peña. Ha tenido que asumir el golpe, algunos dirían “sobrevivido”, del impase de los colombianos deportados —la primera pista de lo que se vendría con la Casa Blanca de Donald Trump—, la descertificación parcial en la lucha contra las drogas y la inclusión del presidente Gustavo Petro, el ministro del Interior, Armando Benedetti, la primera dama Verónica Alcocer y el primogénito del mandatario, Nicolás Petro, en la lista de la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC).

Algunos días son más movidos que otros. Se inició diciembre con el jefe de Estado de EE. UU. abriéndole la puerta a la posibilidad de que Colombia fuera sujeta a una invasión de las fuerzas armadas estadounidenses, lo que generó, a su vez, una reacción de Petro en su cuenta de X: “Atacar nuestra soberanía es declarar guerra, no dañe dos siglos de relaciones diplomáticas. Ya me calumnió, no continúe por ahí”.

Le sugerimos: Gobierno Petro ya envió invitación a Donald Trump para visitar Colombia

Mientras las declaraciones del presidente ocurren en la tribuna pública —atendiendo, en parte, a la “transparencia” que quiere que sea eje en el “Gobierno del cambio”—, a la diplomacia le toca el trabajo silencioso. Así es que se mueve García-Peña, entre los numerosos llamados a consultas que han tocado a la relación bilateral en los últimos doce meses, los debates en redes sociales y una Casa Blanca que se identifica por su impredecibilidad. Mucho de eso se maneja en el debate técnico, por eso se logró el inicio de la exportación de los “huevos para quebrar” a ese mercado y, incluso en medio de los choques, tener un diálogo fluido con el Departamento de Seguridad Nacional para los vuelos de los connacionales deportados, que continúan llegando a Colombia bajo los estándares que el mismo Petro fijó.

Su agenda está marcada por días en el Capitolio llenos de reuniones con congresistas de todos los partidos, todo para cumplir el objetivo de “mantener los canales y tratar de resolver en lo posible las diferencias”. Él mismo acepta que no es tan fácil.

Esas formas “poco ortodoxas”, como él mismo las califica, de Trump y la política exterior en X que maneja la Casa de Nariño han dificultado un trabajo que de por sí presenta varios retos, sobre todo con la transición de una administración demócrata como la de Joe Biden —en la que recibió el beneplácito— a una republicana, pero más allá de eso, “trumpista”. Las notas de protesta, las formas diplomáticas, no hacen tanto ruido como las declaraciones de los jefes de Estado, opuestos por completo en lo ideológico.

Desde el 20 de enero de este año, cuando Trump asumió la Presidencia, un encuentro entre ambos no ha sido posible. Un logro de esa misma embajada fue, en su momento, las reuniones entre Biden y Petro: la primera ocurrió tras ocho meses de la posesión del último en el solio de Bolívar. En una columna que publicó para esas fechas en El Espectador, García-Peña aseguró que ese encuentro tenía “un inmenso significado histórico” y reflejaba el “buen momento que [vivía] la relación entre Colombia y Estados Unidos”.

En contexto: Petro vs. Trump: se calentó el cóctel verbal tras amenazas de acción directa de Washington a Bogotá

En ese mismo texto, sentenció que “en la política internacional, las relaciones interpersonales son fundamentales. Y en el caso de Colombia y Estados Unidos han tenido especial relevancia”. Las declaraciones de lado y lado alejan cada vez más la posibilidad de una reunión. Las voluntades en este momento no están dirigidas a ese objetivo y Trump parece haberle cerrado la puerta a eso.

En medio de esas diferencias, García-Peña dice que hay cosas en común. Lo más relevante, para él, es que ambos están enfocados en “identificar al crimen transnacional y el narcotráfico como una amenaza a las sociedades colombiana y estadounidense”. Eso es lo que “obliga” a que las dos administraciones sigan trabajando juntas. “Parece paradójico. Trump y Petro, ambos, le han dado prioridad, como meta central de sus administraciones, a la lucha contra las organizaciones criminales”, explica el embajador en diálogo con este diario.

Ese frente común que identifica está atravesado, en todo caso, por varias disyuntivas. Una de ellas es la política de paz total que integrantes del gobierno Petro han calificado como “fracaso” y que llevó, en parte, a la inclusión del mandatario y parte de su círculo cercano en la también llamada lista Clinton. Este diario reveló en su momento que esa decisión, calificada como “política” desde la Casa de Nariño, se tomó con base en reportes que recibió el Departamento del Tesoro estadounidense sobre presuntos “beneficios” que el presidente Petro les estaría dando a organizaciones armadas y criminales dedicadas al narcotráfico, todo en el marco de esos diálogos de paz.

A eso se suma la descertificación parcial por la que el mismo García-Peña y su jefe directa, la ministra de Exteriores, Rosa Villavicencio, se llevaron un “regaño” público del mandatario. “Ustedes al hablar con Bernie Moreno [senador republicano] y sus amigos, no han encontrado el camino para hablar con Trump. Y entonces ni mi propio embajador ni mi canciller, que ya no tiene visa, logran mostrarle esos datos”, aseveró el presidente sobre los resultados de su política antinarcóticos.

Puede leer: Petro llama a consultas a embajador García-Peña

“Yo entiendo la frustración del presidente, que yo también la tengo, de que las decisiones que el presidente Trump ha tomado claramente muestran que la información y que los resultados concretos que hemos adelantado no le han llegado”, responde el embajador cuando se le pregunta sobre esa declaración del mandatario.

Aunque deja claro que “ningún embajador habla con Trump”, pues ese tipo de diálogos de alto nivel solo se dan entre jefes de Estado, asegura que mantiene conversaciones con el Departamento de Estado, en cabeza de Marco Rubio, a la que entregó toda la información sobre la lucha contra las drogas, así como al Consejo de Seguridad Nacional. Pero las tensiones y las peleas públicas han sobrepasado todas esas instancias, lo que derivó, según él, en decisiones como esas: “Ahí claramente hay visiones políticas, ideológicas, que han impedido, o más bien que han llevado a que esas determinaciones no respondan a la realidad”.

Y él es el que ha tenido que responder por eso. Como sus antecesores, no hace parte de la línea de embajadores de carrera y en su hoja de vida cuenta con una maestría en Estudios Políticos Latinoamericanos de la Universidad Nacional, una licenciatura en Ciencias Políticas e Historia del Belmont Abbey College en Estados Unidos. Encabezó el consulado de París entre 2012 y 2015, fue Alto Comisionado para la Paz del entonces presidente Ernesto Samper de 1995 a 1998 y en los últimos años se desempeñó como académico en materia de resolución de conflictos, procesos de paz y análisis político.

Lo cierto es que el cargo de embajador de Colombia en Estados Unidos poco ha sido ocupado por embajadores de carrera; no fue el caso en los últimos dos gobiernos. Su antecesor directo fue Luis Gilberto Murillo, quien se convirtió después en canciller y había hecho parte del primer “frente amplio” que acompañó a la fórmula entre Petro y la vicepresidenta Francia Márquez. En el periodo de Iván Duque por allí pasó Francisco ‘Pacho’ Santos Arias y antes de eso, en los dos de Juan Manuel Santos, estuvieron Gabriel Silva Luján, Carlos Urrutia Valenzuela, Luis Carlos Villegas Echeverri, Juan Carlos Pinzón Bueno —hoy candidato presidencial por el Partido Oxígeno— y Camilo Reyes Rodríguez.

Puede leer: “Los únicos que ganan son los carteles”: embajador sobre descertificación de Trump

García-Peña dice que para él fue una sorpresa que lo hubieran llamado para el cargo, aunque ya había hecho parte del sonajero para el Viceministerio de Relaciones Exteriores. Cuando se le pregunta por qué cree que aterrizó en el puesto, reconoce que de alguna forma se conecta con haber conocido “al presidente de tiempo atrás”. No es menor que haya sido parte de la Alcaldía de la Bogotá Humana como Director de Relaciones Internacionales, tampoco que su renuncia se debiera a la salida de su esposa María Gaitán Valencia como secretaria de Hábitat.

Para muchos, las palabras que escribió en la carta con la que presentó su dimisión resuenan en lo que es hoy la primera administración de izquierda pura en el país. En ella dijo que “en la política, las formas son de fondo” y que “un déspota de izquierda, por ser de izquierda, no deja de ser déspota”. “La política del amor no es sólo una bella frase, sino un profundo replanteamiento de la política”, escribió en ese momento.

Pero las versiones que tenía del Petro alcalde y del ahora presidente parecen distar. En lo que va del “Gobierno del cambio”, ha dicho que este ha buscado un “viraje en la política exterior” para cambiar la visión de Colombia hacia una “potencia mundial de la vida”, como es el lema del Ejecutivo. Para él, el jefe de Estado fue quien “logró interpretar la inconformidad y las ansias de cambio de las mayorías y se conectó con millones de personas que se sentían excluidas de la política”, como escribió para El Espectador.

En los últimos años, esa relación que pareció estar fragmentada tras su salida de la Alcaldía comenzó a recomponerse por conversaciones sobre Estados Unidos —que venían desde su paso por el Polo Democrático—, en las que el ahora embajador le decía que la izquierda latinoamericana tenía una versión “simplista” del gigante norteamericano e incluso le regaló un libro de Howard Zinn, La otra historia de Estados Unidos, para hablarle de los movimientos sociales. Ahora, que es su jefe, tienen un “diálogo muy fluido”. Eso sí, depende de la coyuntura nacional e internacional.

No se pierda: “Colombia merece la certificación”: García-Peña habló de gestiones en Washington

García-Peña ha logrado sobrevivir 16 meses en el cargo y ya lleva más en el puesto que los tres últimos cancilleres de Petro. Si todo sale bien, su labor finalizaría con la del “Gobierno del cambio”, el 7 de agosto de 2026, y haría parte del selecto grupo de funcionarios más longevos en este periodo presidencial. Lo que se viene no será fácil, tanto la Casa Blanca como la Casa de Nariño no piensan ceder en sus posiciones y, con miras a no hacer parte del segundo plano al que pasan los salientes presidentes en tiempo de elecciones, el mandatario colombiano seguirá endureciendo el tono con el que, hoy por hoy, es su opositor más directo.

👁‍🗨 Conozca cómo votan los senadores y representantes a la Cámara en ‘Congreso a la mano’.

👉 Lea más sobre el Congreso, el gobierno Petro y otras noticias del mundo político.

✉️ Si tiene interés en los temas políticos o información que considere oportuno compartirnos, por favor, escríbanos a cualquiera de estos correos: hvalero@elespectador.com; aosorio@elespectador.com; dortega@elespectador.com; mbarrios@elespectador.com ; lbotero@elespectador.com o jsperez@elespectador.com.

María José Barrios Figueroa

Por María José Barrios Figueroa

Periodista interesada en temas internacionales, de conflicto, paz, memoria y género.@mariabarriosfmbarrios@elespectador.com
Conoce más

Temas recomendados:

 

Pedro Juan Aristizábal Hoyos(86870)Hace 15 minutos
Un mandatario de rigor como Petro exige disciplina a su equipo de gobierno, es necesario hacerlo ya que Colombia está llena de políticos corruptos y traidores azuzados por la extrema derecha que busca hacerle daño o hacerle conejo a las propuestas del gobierno. Algunas veces suceden injusticias pero es preciso mantener ese rigor. Los bandidos que lo han traicionado como Olmedo López o Leyva Durán son la muestra clara de que gobernar con honestidad en Colombia es una tarea casa imposible
Carlosé Mejía(19865)Hace 36 minutos
¡Admirable el aguante de este pobre señor! No debe ser fácil tener a Petro como jefe...
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta  política.