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La crisis humanitaria de Catatumbo, una de las peores de los últimos años, no solo ha dejado cifras e imágenes que el país no veía desde hace décadas, sino que llevó al gobierno de Gustavo Petro a declarar la emergencia económica y el estado de conmoción interior, esta última una opción que planteó el mandatario desde el pasado viernes, cuando se llevó a cabo el consejo de paz y seguridad en Tibú.
“La revolución solo se puede hacer con el pueblo y sin violencia. Es la paz, la bandera revolucionaria, porque es la bandera de la vida. Se declara el estado de conmoción interior y el estado de emergencia económica. Espero del Poder Judicial su apoyo”, anunció el mandatario en su cuenta de X.
Habla de los otros pero se refiere a sí mismo. Han perdido la inteligencia. La revolución solo se puede hacer con el pueblo y sin violencia. Es la paz la bandera revolucionaria porque es la bandera de la vida.
— Gustavo Petro (@petrogustavo) January 20, 2025
Se declara el estado de conmoción interior y el estado se emergencia…
Con la declaración de conmoción interior, que es permitida por el artículo 213 de la Constitución, el presidente está facultado para “publicar decretos con fuerza de ley”, pero que atiendan, exclusivamente, la situación por la que se generó el estado de conmoción e impidan la extensión del caso de violencia.
Es decir, que en teoría solo aplicaría para la crisis en Catatumbo. Es un caso similar al ocurrido en La Guajira cuando, en 2023, Petro decretó el estado de emergencia económica y social. De los decretos que expidió entonces, la Corte Constitucional le tumbó el último en marzo de 2024. De ahí que el mensaje de Petro sea una indirecta al alto tribunal, que debe examinar los decretos que el presidente expida.
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La conmoción interior puede declararse hasta por 90 días y prorrogarse máximo dos veces más por el mismo tiempo. Sin embargo, la segunda prórroga debe tener autorización del Congreso.
La última vez que se declaró estado de conmoción interior fue en 2008 en el segundo Gobierno de Álvaro Uribe, debido a un largo paro judicial. El exmandatario también lo había declarado en 2002 debido al grave conflicto armado que vivía el país. En el paro del 2021, se escucharon nuevos rumores debido a la situación por las movilizaciones. Sin embargo, al final, el entonces presidente Iván Duque la descartó.
La escalada de violencia deja ya 11 mil desplazados
Desde hace una semana, el Catatumbo, una región de Norte de Santander compuesta por diez municipios, ha sufrido una fuerte arremetida por cuenta de los ataques del Ejército de Liberación Nacional (ELN) y los enfrentamientos que ha tenido esa guerrilla con la disidencia de las antiguas FARC conocida como Estado Mayor de los Bloques y Frente, comandada por Calarcá Córdoba.
La escalada de violencia, que llevó a Petro a suspender por segunda vez el proceso de paz con el ELN, ya deja 11 mil personas desplazadas. De las cuales, 5.065 que llegaron a Cúcuta y 2.500 personas en Tibú y otro 1.000 pasaron a Venezuela. A Ocaña han llegado cerca de 2.178 familias, según cifras de la Defensoría del Pueblo. Las autoridades han advertido que los datos podrían ser mayores, pues varias familias incluso se han desplazado a ciudades como Bogotá, Bucaramanga y Medellín.
Además, hay al menos 14 poblaciones confinadas, incluyendo la comunidad Barí y el pueblo Yucpa. Los municipios más afectados son Teorama, San Calixto, el Tarra, Convención y Tibú.
Previo a este anuncio, el presidente Petro había enviado un duro mensaje contra el ELN y dijo que si ese grupo eligió el camino de la guerra, “guerra tendrá”.
“Lo sucedido en el Catatumbo no es, sino una demostración más, del tránsito de las guerrillas insurgentes hacia las organizaciones narcoarmadas (...) El ELN ha escogido el camino de la guerra y guerra tendrá. Nosotros, el gobierno, estamos al lado del pueblo.”, afirmó el jefe de Estado.
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En ese mensaje, también publicado en su cuenta de X dijo que la guerrilla estaba imitando el modelo de terror de los paramilitares al mover fuerzas de otras regiones para perpetrar estos hechos violentos. “La acción de masacre cometida por el ELN con fuerzas traídas desde Arauca hasta el Catatumbo calca perfectamente el accionar de los grupos paramilitares, cuando, dirigidos por Mancuso, llegaron a la zona: masacre de campesinos civiles, en estado de indefensión. Crímenes de guerra por doquier que son crímenes contra la humanidad”, afirmó.
Lo sucedido en el Catatumbo no es sino una demostración más, del tránsito de las guerrillas insurgentes hacia las organizaciones narcoarmadas.
— Gustavo Petro (@petrogustavo) January 20, 2025
La acción de masacre cometida por el ELN con fuerzas traídas desde Arauca hasta el Catatumbo calca perfectamente el accionar de los…
Por su parte, el canciller Luis Gilberto Murillo, quien ya está en Nueva York para la presentación del informe trimestral sobre la implementación del Acuerdo de Paz ante el Consejo de Seguridad de la ONU, dijo que estos hechos violentos serán denunciados en esa sesión del organismo.
“Denunciamos los actos inaceptables del ELN en Catatumbo y los crímenes de guerra que se cometieron. Hablamos sobre las salidas a esta situación”, explicó Murillo, quien además aseguró que el Secretario General de ONU, Antonio Gutérres, envió un mensaje importante en el que señala: “Aun en medio de las dificultades, no cerremos la puerta de la paz. Por eso insistimos en que debe haber un cambio de actitud sustancial del ELN”, dijo el canciller.
Los testimonios de los habitantes del Catatumbo revelan una realidad de terror constante. “Nos tocó desplazarnos a varios puntos de la región del Catatumbo para poder escondernos de la persecución, pero no estamos en condiciones óptimas para mantenernos mucho tiempo en los sitios. El Ejército no ha realizado acciones frente a los ataques del ELN contra nosotros, los líderes, los refugios humanitarios, que desde el inicio se habían ayudado a crear, se volvieron unos focos de inseguridad”, dijo a Colombia+20 uno de los líderes sociales que tuvieron que desplazarse.
A eso se suman los 80 muertos que ha reportado la Gobernación -aunque la Defensoría habla de 60- en lo que ya se considera como una masacre -la sexta en el año, según Indepaz-. Entre las víctimas están siete firmantes de paz, cuatro de ellos ya plenamente identificados. El ELN ha admitido estas muertes de excombatientes de las FARC por, según ellos, ser “miembros activos de las disidencias de las FARC”.
El fin de estas confrontaciones no se avizora, pues, la disidencia que un principio dijo que no iba a responder de manera bélica a estos ataques, dijo en un audio dado a conocer el lunes que sí los van a “contrarrestar”.
“Lo fundamental es reorganizar. Ya no se trata de defendernos y no se trata de contrarrestar. Lo primero que hay que tener es moral de combate (...) Tenemos que seguir en pie de lucha”, dijo Andrey Avendaño, miembro del equipo negociador de ese grupo armado en el proceso con el Gobierno y jefe del Frente 33 del EMBF que opera en Catatumbo.
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Esta guerra que se viene gestando desde hace meses y de la que había prevenido la misma Defensoría del Pueblo con varias alertas, está sobre todo atada al control del segundo enclave cocalero más grande del país. Con una geografía que favorece el tráfico de drogas y su ubicación fronteriza con Venezuela, el Catatumbo es una región codiciada por los grupos armados. Según el más reciente informe de la oficina de la ONU contra la Droga y el Delito (UNODC), esa región concentra poco más de 30.000 hectáreas de cultivos de hoja de coca.
Con el precio de la coca reactivándose al menos desde mediados del año pasado, la lucha por el control de ese corredor parece ser el punto que dio fin a una tregua que los grupos armados en esa zona llevaron por al menos cinco años.
“Entre 2020 y 2021, en plena pandemia, se da la crisis de la coca en el Catatumbo. Mucha gente pasando hambre. Cuando la disidencia llegó a ese lugar, el ELN no hizo mucha resistencia porque era una guerrilla incipiente, pero además no era amenaza para el control de renta, porque las rentas no estaban. Pero la disidencia empezó a crecer y eso, sumado a que el mercado de la coca empezó a volver a tener vigencia y a subir su precio, empezó a generar recelo en el ELN y fue ahí donde arrancaron las tensiones”, explica a Colombia+20 Luis Fernando Trejos, profesor de la Universidad del Norte.
El otro factor, sin duda, es Venezuela. La guerrilla del ELN opera de manera binacional y necesitaba, dice Trejos, consolidarse como el único grupo armado en la frontera. “El ELN quiere ser el actor armado colombiano que tenga exclusividad en el relacionamiento con los venezolanos, es decir, que no haya otros actores colombianos con intereses o, más aún, con presencia y control allí”, dice.
El Gobierno ha intentado responder a la crisis mediante el aumento de la presencia militar y atención de población desde varias entidades que han hecho presencia, especialmente en Cúcuta. Sin embargo, la comunidad asegura que las medidas son insuficientes.
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Ante la emergencia, las organizaciones sociales de esa región han difundido mensajes a través de redes sociales y WhatsApp para recibir ayudas humanitarias y donaciones. Entre los elementos que están recibiendo para atender a la población desplazad hay elementos de aseo personal, ropa, frazadas, y medicamentos.
La crisis humanitaria en el Catatumbo es un reflejo de las fallas estructurales en la implementación de los acuerdos de paz y la ausencia de una estrategia efectiva para enfrentar el conflicto armado.
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