El Espectador le explica lo que ha pasado tras un año de guerra en Ucrania

Es miércoles, día de El Espectador le explica. Miles de colombianos la están pasando muy mal por cuenta de la aerolínea Viva Air después de que tomara la decisión de suspender sus operaciones por una crisis financiera. Así que toda la información sobre las afectaciones, lo que dicen sus representantes legales, los afectados viajeros, las autoridades al frente del caso, aparecen en este enlace porque es una noticia que sigue en desarrollo. Y la otra de esta semana fue la crisis en el alto Gobierno con la salida del ministro de Educación y de las ministras de Cultura y de Deportes. Esa información, con análisis políticos y qué ha pasado con la reforma a la salud, aparece aquí.

Es miércoles, día de El Espectador le explica. Miles de colombianos la están pasando muy mal por cuenta de la aerolínea Viva Air después de que tomara la decisión de suspender sus operaciones por una crisis financiera. Así que toda la información sobre las afectaciones, lo que dicen sus representantes legales, los afectados viajeros, las autoridades al frente del caso, aparecen en este enlace porque es una noticia que sigue en desarrollo. Y la otra de esta semana fue la crisis en el alto Gobierno con la salida del ministro de Educación y de las ministras de Cultura y de Deportes. Esa información, con análisis políticos y qué ha pasado con la reforma a la salud, aparece aquí.

Pero el boletín de esta semana está enfocado en el año de la guerra que se vive en Ucrania, de cómo las decisiones que se han tomado resultaron afectado al mundo entero, de las miles de vidas perdidas, de las amenazas de los líderes políticos que van despertando temores entre todos, de la angustia de ser tan frágiles como humanidad ante la decisión de uno u otro político con armas nucleares en sus inventarios. Así que, con la ayuda de los colegas de la sección Internacional, de Fotografía, de Bogotá, de Deportes y de Economía, aquí va un compilado de productos periodísticos que nos dan cuenta de lo que ha pasado tras un año de invasión, tras un año de guerra, con una serie de miradas distintas, pero con la necesidad de poner al ser humano en la mitad. Comencemos.

Guerra entre Rusia y Ucrania: las imágenes más impactantes que deja un año de ataques

El 9 de febrero de 2022, tan solo unos pocos días antes de que se supiera de la primera acción armada de Rusia en territorio ucraniano, escribimos este extenso boletín que explicaba, en detalle, en qué iba el conflicto entre esos dos países, qué papel jugaba Estados Unidos en todo este entramado y, en el mismo camino, la Organización del Tratado del Atlántico Norte, mejor conocida como la OTAN. La inteligencia militar hablaba de una inminente guerra, pero hasta ese instante había prevalecido la diplomacia. Hablamos allí de contexto histórico, de cómo los dos países hicieron parte de la disuelta Unión Soviética, de la mirada hacia ‘Occidente’ que buscaba Ucrania y era criticada por los rusos, de cuando en 2006 y 2009 Rusia le cerró la llave del combustible a, precisamente, su vecino Ucrania; o cuando en el 2014 Rusia se hizo a Crimea y ocupó esta parte del territorio ucraniano. Recordamos la guerra de las trincheras, “El Cuarteto de Normandía”, el supuesto Acuerdo de paz Minks y el conflicto donde se cree que murieron 14.000 personas. De una retirada de tropas, de una tregua y de cómo llegaba el 2021 con la intención de Volodímir Zelenski, presidente de Ucrania, para entrar a la OTAN mientras Rusia le exigía a Estados Unidos que no permitiera dicha inclusión.

Pasaron pocos días y luego, con las primeras imágenes y videos que llegaban por medio de las agencias internacionales de información, además de lo que contaban los propios habitantes de Ucrania desde sus redes sociales, desde el 24 de febrero de 2022 nos fuimos enterando de que se había desatado una guerra y, para sumar, que podría escalar a guerra mundial. En la era de la información, de la cuarta revolución industrial como la han tildado los expertos, veíamos casi que en directo ataques a estructuras militares y edificaciones gubernamentales, a vecindarios residenciales acabados por las ondas explosivas, a universidades, a antenas de televisión. Muchos cuerpos. Muchos muertos. Era gente que estaba fuera del lugar, pero presente en la zona. Familias enteras escondidas en túneles, en estaciones de metro. Esas fotografías nos fueron quedando en la memoria.

Entonces nos explicaron, hace justo un año, quién contra quién se enfrentaba en esta guerra de manera directa:

Con este video entendimos las razones del por qué Rusia invadió a Ucrania mientras muchas frases iban quedando en el registro de la confrontación: “Los intereses de los rusos no son negociables”, dijo Vladimir Putin, presidente de Rusia. A la par fue el ministro de Relaciones Exteriores de Ucrania, Dmytro Kuleba, escribió en su cuenta de Twitter: “Putin ha lanzado una invasión a gran escala de Ucrania. Ciudades pacíficas ucranianas están bajo ataque”. Y sentenció: “Es un guerra de agresión. Ucrania se defenderá y vencerá”. Joe Biden, presidente de Estados Unidos, dijo: “Putin es el agresor. Esto nunca se trató de la OTAN. Esto siempre ha respondido a su deseo de consolidar un imperio, al precio que sea, y escogió hacer una guerra sin causa alguna”. El presidente de Ucrania lanzó una sentencia que iba más allá de sus fronteras y le advirtió a la Unión Europea que si no le ayudaban, “mañana la guerra tocará sus puertas”.

Desde esos primeros instantes mucha violencia hemos visto, mucha sangre, muchos desplazados, mucha política en movimiento, muchas armas, mucha escasez, mucha inflación, muchos millonarios rusos sancionados, muchos mercados internacionales titubeando, muchas empresas saliendo de Rusia, mucha cultura destrozada y hasta el mundo del deporte tomando acciones frente a quienes representaran la bandera rusa. ¿Qué ha pasado un año después? Aquí va un compilado de contenidos que desde la redacción de El Espectador hicimos para abordar varias miradas que van más allá del lamentable contador de personas muertas, de las familias destruidas y la angustia latente en la que nos mantiene la violencia, algo que conocemos muy bien en Colombia.

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En medio de la guerra digital que hemos visto, también aparecen los llamados ‘memes’. Resulta que con la visita de Joe Biden a Ucrania, aparecieron una serie de imágenes del líder político en lugares icónicos para los ucranianos. No eran reales, pero sí hicieron parte de la estrategia ucraniana para reforzar el mensaje de apoyo de Estados Unidos. ¿Qué lograron? Lo que hicieron fue llegar a audiencias en el extranjero para fortalecer ese mensaje, en medio de la guerra, de cómo el presidente norteamericano está del lado de la gente atacada por Rusia. Se trata de una estrategia política, a fin de cuentas, para mantener la moral alta en medio de un sangriento conflicto que parece no tener fin. Y también se ejecuta desde internet, desde las redes sociales y desde las formas de comunicar que allí existen. No son para nada un simple chiste.

Otros escenarios también han sentado su postura frente a esta guerra. El Festival de Cine de Berlín se llenó banderas amarillas y azules con letreros de “Solidaridad con Ucrania” (Stand with Ukraine). Nos contaron los colegas de la sección de Cultura que el productor cinematográfico reconvertido en conductor de ambulancias voluntario, Yevhen Titarenko, fue a la Berlinale junto a otros cineastas ucranianos para mostrar la guerra filmada “desde dentro”. Denunció la agresión lanzada por Rusia el 24 de febrero de 2022. El embajador ucraniano en Alemania, Oleksii Makeyev, dijo allí: “En la línea del frente, no hay alfombras rojas, solo suelo empapado de sangre”.

¿Y América Latina qué postura tiene un año después? “Nuestra región camina en la cuerda floja con un papel ambiguo ante las potencias en pugna. ¿Hasta dónde podrá mantener ese difícil equilibrio?”, se preguntaba Leonardo Oliva, miembro de la mesa editorial de la plataforma Connectas. “Salvo Nicaragua, Cuba y Venezuela, y en menor medida Bolivia, que han avalado la invasión, el resto de los gobiernos ha optado por mantenerse lo más al margen posible, sin sumarse a las sanciones comerciales contra Moscú ni al envío de armas a las fuerzas ucranianas”, escribió Oliva. Advierte que los países de este lado del mundo no se quieren enemistar con ninguna potencia, ni con Estados Unidos ni con Rusia, y ahora con un tercero que también ha entrado a protagonizar todo esta movida geopolítica: China. Otro grande, potente y con muchas inversiones en América Latina.

En Bogotá también se reunieron representantes de varios países para apoyar a Ucrania. Los embajadores de Reino Unido y de Estados Unidos (encargado) en Colombia, George Hodgson y Francisco Palmieri, respectivamente, estuvieron presentes, pues ambos países se encuentran entre las naciones que más apoyo militar y económico han prestado al país liderado por Volodímir Zelenski. Aunque la mayoría de América latina ha manifestado su rechazo a la invasión rusa votando a favor de una resolución de Naciones Unidas pidiendo el fin de la guerra. “Países como Colombia, si bien han votado a favor, se han negado a enviar armamento a Ucrania, pese a los pedidos de Estados Unidos, principal donante de Kiev”, detallaron los colegas de Internacional.

¿Cómo se ve a China, un año después, en medio de esta guerra? Se dice que “a China le conviene la paz; a la OTAN, que Pekín no amplíe su influencia; mientras que a Kiev la situación le puede servir para ganar apoyos militares, económicos y multilaterales”. ¿Cómo la creatividad ucraniana ha sido estratégica en este año de guerra? Por ejemplo, varios hackers crearon perfiles falsos en aplicaciones de citas y engañaron a los rusos para que compartieran su ubicación. Y en medio de tanta violencia, ¿Qué pasa con los sentimientos? ¿Qué pasa con el amor? “Hay que sobrevivir en la guerra, y el amor viene después de la victoria”, le dijo Iryna Tsybyukh, una paramédica, al periódico Pravda:

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Como es apenas obvio, cuando hay guerra las que más ganan son las empresas fabricantes de armas. Y en esta guerra no ha sido la excepción. Drones, sí, ya lo habíamos visto en otros conflictos recientes, pero aquí hemos visto cómo el asunto va más allá de la artillería disponible en el frente de batalla y tiene que ver con la cadena de suministros que está más empoderada que nunca. Claro, las armas con GPS se han vuelto protagonistas, pero así también lo son las camionetas 4x4 convertidas a transporte de misiles, o las “motos acuáticas, convertidas en drones kamikazes no tripulados”. Lo escribía Camilo Gómez en este texto: “El ingenio ucraniano que ha podido ofrecer soluciones “a lo MacGyver” a sus necesidades en el campo de batalla ha impresionado a todo el mundo, pero también debería dejarnos preocupados”. Pero, ¿por qué lo dice? Porque la gente, los civiles, también están demostrando que no se necesitan complejas tecnologías militares para atacar al otro. Y eso traerá consecuencias graves, como por ejemplo las “impresoras 3D, al alcance de los civiles, que han permitido imprimir y fabricar bombas caseras”.

Un año y dos días después del inicio de la guerra, Vladimir Putin acusó a los miembros de la OTAN de participar en el conflicto en Ucrania al entregar armas a este país y dijo que Occidente quiere destruir a Rusia: “Están enviando a Ucrania decenas de miles de millones de dólares. Esto realmente es participación” y, además, advirtió que “esto significa que están tomando parte, aunque sea de forma indirecta, de los crímenes del régimen de Kiev”, no sin dejar de decir que los países occidentales tienen “un solo objetivo: disolver la antigua Unión Soviética y su parte principal, la Federación Rusa”. Volodimir Zelenski, a través de un mensaje en Telegram, dijo lo propio y aseguró que su país recuperará a Crimea, la península anexada por Moscú en 2014. “Hace nueve años la agresión rusa empezó en Crimea. Al recuperar Crimea restauraremos la paz. Es nuestra tierra y nuestro pueblo, nuestra historia”, dijo.

La evidente realidad ha demostrado que comienza el segundo año de la guerra sin signos de paz a la vista. Con la dificultad de no tener unas confiables de una sola fuente sin intereses de lado y lado y con acceso a información verídica, de acuerdo con el “el recuento del medio independiente Mediazona y el servicio en ruso de la cadena de televisión británica BBC, más de 15.000 soldados rusos murieron en Ucrania en los últimos doce meses, más que los reconocidos oficialmente por Moscú en la guerra de casi diez años en Afganistán”.

¿Qué sucedió con la periodista rusa que informaba en sus videos que no habría invasión rusa, teniendo en cuenta que ella venía trabajando para Russia Today (RT), el medio de comunicación estatal ruso? ¿Por qué se cree que la guerra entró en una zona que parece mantenerse estática, pero a la par se habla de nuevos avances rusos?

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La guerra, cobrando vidas cada día, sigue. Se mantiene. Ninguno de los dos líderes políticos ha manifestado dar su brazo a torcer. Mientras tanto las potencias económicas representadas por los ministros de relaciones exteriores del G20 (las 20 mayores economías del mundo), se reúnen desde este miércoles en India. Será la primera vez que, desde que comenzó la guerra, representantes de Estados Unidos y Rusia estén en un mismo recinto. Y a eso se suma la tensión entre el gobierno de Joe Biden y China por los globos que sobrevolaron territorio estadounidense. “El jefe de la diplomacia de Estados Unidos, Antony Blinken, dijo que no tenía intención de reunirse con los representantes rusos y chinos”. Esto se da, además, con una realidad de fondo: “India tampoco ha condenado la invasión a Ucrania, aunque el primer ministro, Narendra Modi, le dijo el año pasado al presidente ruso, Vladimir Putin, que estos “no son tiempos para una guerra””.

La vida en medio de la guerra, de nuevo. Muchos tenemos nuestros propios conflictos, nuestras propias guerras internas. La nuestra, en Colombia, ya suma más de seis décadas con todo tipo de actores armados, todo tipo de luchas y violencias, con todos los derechos humanos pisoteados. Será por eso que la guerra en Ucrania se va volviendo una más de nuestras violencias de las que somos testigos cada día. Y nos acostumbramos. De lo que aquí estamos hablando, en este boletín de noticias, debería mantener vigente en la conversación de todos porque tiene que ver con el presente y futuro de la humanidad, pues también todos fuimos espectadores del discurso de Putin, que despertó, con argumentos y muchas armas en la bodega, nuevamente el fantasma de la guerra nuclear. Es como ese pulso de los musculosos del gimnasio, que apelan a la fuerza de sus brazos, que quieren la atención de todos los presentes, pero no tienen en la cabeza que están afectando a todo su entorno, en este caso al mundo entero. Es verdad que cada uno tiene sus argumentos, Putin sigue hablando de desnazificar a Ucrania y Zelenski mantiene la esperanza de entrar a la OTAN y girar su atención hacia el otro lado, hacia Occidente. Pero en la mitad de esas luchas de poder ya van más de 7.000 personas muertas dicen unos. Otros hablan de 8.000. Y los demás, esperando. Esperando.

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