Es miércoles, día de El Espectador le explica. ¿Por qué en Colombia nos preguntamos tanto por lo que sucede en Venezuela? ¿Qué es lo que ha pasado desde que Nicolás Maduro asumió, otra vez el mandato, el pasado 10 de enero? ¿Por qué es necesario entender quién es el círculo que rodea al primer mandatario del vecino país? ¿Cuál es la razón para que unos hablen de intervención militar mientras otros lo rechazan con contundencia? ¿Qué ha dicho Estados Unidos sobre la permanencia de Maduro y Diosdado Cabello en la cima de esa administración? Después de la investidura, ¿sucederá algo con la oposición que lideran María Corina Machado y Edmundo González? Para responder a estos interrogantes, la redacción Internacional nos envió una selección de contenidos que nos ayudan a entender la situación y analizar con un poco más de argumentos la tensión que se vive. Pero antes de seguir, aquí dejamos la noticia internacional del día, que viene con una carga importante de esperanza: Israel y Hamás logran acuerdo de alto al fuego en Gaza, según mediadores. Ahora sí, volviendo a Venezuela, comencemos.
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Recomendamos pasar por estos dos boletines que no solo detallan cómo se medían las fuerzas internas de los que buscaban llegar a la presidencia en abril de 2024, sino que recordamos cómo llegó Hugo Chávez al primer cargo público del vecino país, su muerte y luego la herencia política que recibió Nicolás Maduro; la persecución política denunciada por organismos internacionales que se vive a diario en Venezuela, la migración de sus ciudadanos huyendo de su propio país buscando un mejor futuro (se trata de siete millones de personas y contando) y qué tan posible era que se diera un cambio a través de las urnas de cara a las elecciones. En este otro, escrito el 31 de julio de 2024, relatamos cómo, con actas en mano, Edmundo González confirmaba que había ganado, pero de acuerdo con la autoridad electoral de ese país, controlada también por el Gobierno, quien llegaría a Miraflores sería otra vez Maduro, por seis años más. La gente no aguantó y estalló la protesta en las calles: más de 700 detenidos, reporte de heridos y también muertos en los registros.
Ahora sí volvamos a la coyuntura, más precisamente, al 9 de enero de 2025. Hugo Santiago Caro, periodista de la sección Mundo de El Espectador, explicó las que, para él, desde la reportería hecha con distintas miradas de analistas, eran las razones por las cuales no se debería posesionar Nicolás Maduro el 10 de enero: La elección no fue competitiva, la oposición demuestra que ganó, aun con las reglas del régimen; El apoyo popular dejó a un lado al gobierno, es evidente la represión y persecución, y la comunidad internacional cree en las actas, pero Maduro no las ha entregado, en cambio María Corina Machado y Edmundo González sí. La explicación de cada uno de estos temas aparece en este enlace.
Ese mismo 9 de enero era el día en que estaban convocadas las marchas de la oposición. Y, en medio de la gente, apareció María Corina Machado, pero minutos más tarde, todo fue confusión, pues se reportaba su desaparición, hablaban de secuestro, de retención, apareció un supuesto video suyo y, entrada la tarde, se supo que estaba bien y que ofrecería una declaración para explicar lo sucedido. El Gobierno decía que era una mentira, los seguidores de Machado recordaban el precio que han tenido que pagar quienes están en contra del chavismo y las consecuencias que han tenido que asumir. El hecho, que fue noticia mundial, generó reacciones políticas de muchos líderes globales, empezando por el reelegido presidente de Estados Unidos, Donal Trump. El 10 de enero empezaba con cierres de fronteras con Colombia y de espacio aéreo en Venezuela:
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María Corina Machado aparecía después de su denunciada desaparición diciendo que, con la toma de posesión de Nicolás Maduro, se “consolidó el Golpe de Estado”. Aseguró que cuando salía de la manifestación que protagonizó en Caracas, había sido interceptada por motos de la Policía Nacional Bolivariana. “Un funcionario me preguntó mi nombre para confirmar que se trataba de mí e inmediatamente, por detrás, fui brusca y fuertemente arrancada de la moto”. “Me dijeron que tenían la orden de que me fuera”. Sin embargo, asegura que para poder hacerlo le pidieron que “grabara un video”, en clara referencia al video que circuló el jueves por redes sociales, en el que se le veía con una capucha, hablando en voz baja y afirmando que se encontraba a salvo, detallaron los periodistas que siguen, día a día, la situación de Venezuela.
Ese 10 de enero a primera hora, entonces, fue el gobernador del estado venezolano de Táchira, Freddy Bernal, quien anunciaba el cierre de la frontera con Colombia con el objetivo de, advertía, “garantizar la seguridad y la paz” y detener cualquier tipo de “conspiración internacional”, justo después de que Donal Trump, quien llega a la Casa Blanca el 20 de enero, a través de su propia red social, Truth Social, llamara “presidente electo” a Edmundo González Urrutia. Y nombrando a María Corina Machado, les señaló como los dos líderes que “expresan pacíficamente la voluntad del pueblo” con manifestaciones multitudinarias “contra el régimen” de Nicolás Maduro.
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Como establa planeado, Maduro fue “investido para un nuevo período presidencial de seis años, de 2025 a 2031, en una ceremonia realizada en el Salón Elíptico del Palacio Federal Legislativo, en Caracas, rompiendo con la tradición de realizar el acto en el hemiciclo del Parlamento. Durante su discurso, Maduro afirmó la presencia de delegaciones de 120 países, pero al final de ese día no se conocía una lista oficial de los nombres de los asistentes”, escribía Alana Barguil. Solo dos presidentes (Cuba y Nicaragua) acompañaron al venezolano.
¿Qué dijo Maduro en su discurso? Escribía la agencia EFE que el heredero del chavismo “celebró una victoria electoral que no ha podido demostrar con pruebas, al tiempo que volvió a lanzar ataques contra opositores e insistir en su idea de una reforma constitucional”. En concreto, dijo que “a Venezuela no le impone un presidente nadie en este mundo”, habló de “siete puntos para “transformar” a Venezuela, que incluyen “independencia plena”, “consolidación de la paz y la seguridad”, “recuperación de la protección social”, “proceso de repolitización”, “ecología” y “geopolítica””, “llamó, además, a una “jornada de diálogo” nacional e insistió en su intención de impulsar una reforma de la Constitución promovida por Chávez hace 25 años, sobre la que, sin embargo, no ha dado más detalles”. Usó la expresión “democratizar” más el país, pero según analistas y críticos, sin conocer los detalles de a lo que se refiere, creen que se trata de “nuevos instrumentos para ejercer control sobre el Estado y reprimir a la oposición”.
La gente se preguntaba en dónde estaba Edmundo González. Él respondía que “cerca de Venezuela y listo para el ingreso seguro”, lo que, en realidad, nunca se dio, pues está exiliado desde septiembre pasado lejos de las fronteras venezolanas y estos últimos días se movía buscando apoyo internacional, que efectivamente fue logrando, pero no, nunca llegó a su propio país.
Fue un día muy convulso ese 10 de enero, pues Estados Unidos, en un claro mensaje en contra de lo que estaba pasando en Venezuela, volvió a poner a tres líderes de ese país en la palestra pública: “Elevó este viernes la recompensa por información que permita la captura del venezolano Nicolás Maduro y su ministro del Interior, Diosdado Cabello, a US$25 millones cada uno, en un esfuerzo por llevarlos ante la justicia por cargos de “narcotráfico y corrupción”. El monto iguala la cifra ofrecida dos décadas atrás por información que condujera al arresto de Osama Bin Laden, exlíder de Al Qaeda”. Y por Vladimir Padrino López, ministro de Defensa, el monto ofrecido fue de US$15 millones.
Todo esto necesita un análisis más allá de lo evidente. En una alianza informativa, el equipo de la redacción Mundo de El Espectador fue paso a paso explicando lo que estaba sucediendo en el vecino país, el por qué es un asunto del que tanto hablamos los colombianos por la frontera compartida que tenemos, cómo la mayor migración de la historia reciente a obligado a cambiar políticas públicas internas en varios países, como el caso de Colombia; cuál era la postura de la administración Petro frente a Venezuela, el papel de ese país en las negociaciones de paz con el ELN y, sin duda, la cercanía pública que existe entre los mandatarios de las dos naciones, lo que ha pasado con los opositores y las denuncias sobre El Helicoide y, mirando hacia adelante, qué podría pasar con la oposición de cara a la permanencia de Maduro en Miraflores:
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https://www.youtube.com/watch?v=w6wIQlaM8-o&t=2368s
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Por más que la comunidad internacional ha rechazado la permanencia de Maduro en el poder apelando, como argumento de base que no se respetaron los resultados de las elecciones y que allí no existe, en la práctica, la democracia por la que tanto se aboga y, al contrario, se ha probado por organismos internacionales la persecución política en contra de quienes piensan distinto al chavismo o a Maduro en sí mismo, la realidad inocultable es que Venezuela sigue con los mismos en la misma situación. Con esa verdad, ¿qué le espera a la oposición liderada por Machado? Ronal Rodríguez, vocero del Observatorio de Venezuela de la Universidad del Rosario, cree que “el régimen ha logrado demostrar que todavía puede llegar a causar un miedo importante entre los venezolanos”, pero sobre todo que la jornada no dejó el resultado que muchos esperaban: señales claras de un regreso a la democracia.
El camino está más oscuro que claro. Por ejemplo, la tarea para los y las lideresas de la oposición, cree Rodríguez, es encontrar el cómo “orientar a la sociedad para tratar de encontrar un camino de retorno a la democracia” en el marco de las reglas de una dictadura. La consultora política Carmen Beatriz Fernández, en Bilbao (España) cree que, durante los últimos meses, Edmundo González, todo experimentado diplomático, fue clave para lograr el apoyo internacional que hoy cosecha su movimiento. Sin embargo, reconoce que ahora, “probablemente”, las fórmulas de la oposición tendrán que ser “distintas”, pues Maduro, con su anunciada reforma constitucional, tratará de tener elecciones “menos auditables, maximizando votaciones, al tiempo que minimiza las posibilidades de elegir”.
El 11 de enero quien agitó el avispero fue el expresidente Álvaro Uribe Vélez quien, acompañado de varios miembros del Centro Democrático en Cúcuta, pidió una “intervención” en el vecino país: “Nosotros pedimos una intervención internacional, preferiblemente avalada por las Naciones Unidas, que desaloje esos tiranos del poder y convoque de inmediato unas elecciones libres. Que el señor especializado en ser timador no siga hablando de paramilitares, porque anoche decía él con mucha burla que aquí venía Uribe a reunirse con sus paramilitares: que ese timador sepa que eso que queremos, que aquello por lo que propugnamos, es una intervención militar internacional, con el Ejército de Venezuela, que desaloje a la dictadura”, dijo el político colombiano.
Y entonces se desencadenó toda una ola de reacciones: Petro criticó a Uribe por pedir “intervención” en Venezuela: “Dejen de pensar en muerte”, dijo. Varios otros representantes del petrismo aseguraron que una situación así solo podría desatar más violencia y defendieron el mantenimiento de las relaciones entre los dos países. El presidente Petro, dijo que su administración busca un “diálogo democrático” entre los dos países y precisó que su gobierno no legitima las elecciones. Maduro también le respondió a Uribe: “Nadie quiere la intervención militar a la que llama Uribe. Nadie quiere más sanciones, nadie quiere más violencia”, afirmó. Y agregó, los venezolanos quieren “democracia, libertad, entendimiento, armonía, reconciliación, reencuentro”, y, según dijo, “es lo que va a haber”.
Está claro que son muchos los actores en el escenario internacional que se refieren a lo que pasa en Venezuela, pero, al final, serán solo los venezolanos quienes deben definir el camino que deben seguir. Y por eso María José Noriega Ramírez, de la redacción Mundo de El Espectador, giró su mirada hacia el interior de ese país, para explicar quién es Vladimir Padrino y cuáles son los “negocios de militares que mantienen a Maduro en el poder”. A continuación un adelanto, pero el texto completo y lleno de detalles, aparece aquí: “Tras 25 años de régimen chavista, el rol que los uniformados han adquirido en varias industrias, como la petrolera, minera, armamentística y agropecuaria, lejos de su función de preservar la integridad y soberanía nacional, los ha hecho parte de una estructura que compra lealtades y ascensos. Eso, en parte, ha impedido la salida de Nicolás Maduro”.
<i>El uniformado Vladimir “Padrino López, ministro de Defensa venezolano, por ejemplo, tenía en 2020 una amplia red de negocios familiares en Venezuela y Estados Unidos. Así lo reveló una investigación del Proyecto de Denuncia de la Corrupción y el Crimen Organizado, la cual estableció que sus allegados tenían alrededor de 15 propiedades valoradas en US$4,5 millones en Florida y Texas, a la par que dio a conocer la existencia de la empresa Prinmaplast, que figuraba bajo el mando de Yarazedt Betancourt, su esposa, y bajo el paraguas accionario de otras entidades, incluidas dos vinculadas a Jesús María Padrino Renaud, su tío. Él “es un socialista firme, que se define como revolucionario y antiimperialista, pero en privado también es un capitalista exitoso”, escribió el grupo de periodistas en su reporte”.</i>
Entretanto, la oposición volvió a aparecer desde sus cuentas de redes sociales, pero sin ninguna noticia clara y concreta. También un extraño video en donde la Policía de Venezuela interroga al supuesto hombre que manejaba la moto cuando María Corina Machado salió de la manifestación el pasado 9 de enero. Se supo que Nayib Bukele, presidente de El Salvador, dijo sostener una llamada con, precisamente, la líder opositora venezolana; también nos enteramos de la queja que estaría preparando la Cancillería colombiana por la forma en la que Maduro se refirió al expresidente Uribe en medio de lo que se acostumbra como tarea diplomática:
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Por ahora, de acuerdo con información oficial, una vez se reabrió la frontera tras 72 horas de bloqueo, el tránsito se mantiene con normalidad; desde la Fiscalía de Venezuela, que controla Tarek William Saab, se informó que se está tramitando una solicitud de alerta roja ante Interpol contra el exalcalde y opositor, Leopoldo López, quien está exiliado en España, por lo que, dijo el funcionario consideran que es “instigar” a una intervención “militar” extranjera después de que el antichavista, según Saab, “se sumó” al llamado hecho el sábado por el expresidente colombiano Álvaro Uribe cuando habló de la “intervención internacional” en Venezuela avalada por Naciones Unidas.
Y teniendo en cuenta este llamado de Uribe, María José Noriega Ramírez escribió el siguiente texto donde, desde el título, nos está dejando claro lo que ha escrito la historia: Haití y Somalia, reflejos de que una intervención en Venezuela no es la respuesta. Y detalla: “Estos casos históricos sirven para ejemplificar las razones por las cuales una propuesta de injerencia militar internacional, más allá de ser poco probable, pues se necesitaría el visto bueno del Consejo de Seguridad de la ONU, no es lo más adecuado para desestabilizar al régimen de Nicolás Maduro”.
Aquí, desde el lado colombiano, otros dos expresidentes también entraron a la discusión: Ernesto Samper y Andrés Pastrana. “Samper respaldó la propuesta de los presidentes Luiz Inácio Lula da Silva, de Brasil, y Emmanuel Macron, de Francia, quienes abogan por una salida política a la crisis venezolana. “Debe ser acordada por las distintas fuerzas políticas y sociales del país”, dijo el expresidente a través de su cuenta de X. Samper rechazó estrategias como sanciones unilaterales, invasiones militares y rupturas diplomáticas, asegurando que no contribuyen a mejorar las condiciones de vida de los venezolanos ni a facilitar el retorno de quienes han emigrado”, nos contaron los colegas de la redacción de Política.
Y por el lado de Pastrana, éste “acusó a Petro de apoyar al régimen Maduro, al que calificó de “autócrata” y lo vinculó con el narcotráfico y el crimen transnacional. Según el expresidente, esta cercanía genera incertidumbre sobre la transparencia de los próximos comicios: “Lamento que como presidente de Colombia no haya tenido la gallardía de fijar una posición contundente en favor de la democracia en ese vecino país. En la defensa de la democracia, no puede haber ambigüedades. O se apoya la dictadura o se defiende la democracia””, dijo Pastrana.
Poco a poco, al interior de Venezuela, se van leyendo puntadas de lo que se viene y las consecuencias de las decisiones de la comunidad internacional. Por ejemplo, Maduro “limitó la representación de Francia, Países Bajos e Italia a solo tres diplomáticos por embajada”. Es, también apelando a la diplomacia, una “conducta hostil” de estos países luego de su cuestionada reelección.
¿En qué vamos cinco días después que de Maduro asumiera, nuevamente, como presidente de Venezuela? En que Edmundo González dejó Republica Dominicana y su destino se desconoce. En que son varios los analistas que coinciden en que la gente en Venezuela está cansada y eso se reflejó en las votaciones, pero también está claro que ni Maduro ni quien los respalda, como los militares, tienen en sus planes dar un paso al costado, pues finalmente por ellos también hubo una masa importante de electores. En que se espera, con atención, de qué se tratará la reforma a la Constitución de la que habló Maduro en su discurso el pasado 10 de enero. También se está a la expectativa de la relación Venezuela – Estados Unidos, tras la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca. ¿Y con Colombia, que no reconoció exigiendo hasta ver las actas de las votaciones a favor de Maduro, pero, aun así, envío al embajador a la posesión presidencial, qué pasará?
Estaremos atentos desde la redacción Mundo para contar cada detalle de lo que en Venezuela está sucediendo, pues en Colombia, de acuerdo con Organización Internacional para las Migraciones, hay más de 2,8 millones de migrantes y refugiados de Venezuela, pero tan solo un poco más de 70.000 se encuentran de manera regular según Migración Colombia, un poco más de 2,2 millones en proceso de regularización y más de 480.000 de manera irregular. Eso quiere decir que la población venezolana presente en nuestro país podría, fácilmente, compararse con la población completa de una ciudad como Cali o Medellín, incluso con la suma de Barranquilla y Cartagena, de acuerdo con datos del DANE.
Este es un hasta pronto con nuestro mensaje final: si les gustó este newsletter y el contenido que desarrollamos en El Espectador, invitados a disfrutar del contenido exclusivo que tenemos en nuestra página web. En esta labor de todos los días necesitamos compañía no solo para las críticas, que las recibimos con humildad, sino para que nos ayuden a construir un mejor país, denunciando, indagando, investigando, informando. Y no olviden dejar aquí abajo los temas que ustedes quisieran que investiguemos en la redacción de El Espectador. Nos vemos el próximo miércoles.
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