EE le explica la extradición de ‘Otoniel’ y el paro armado del Clan del Golfo

La extradición de Dairo Antonio Úsuga, alias ‘Otoniel’ y máximo líder del Clan del Golfo, generó un amplio debate en el país. Por un lado, los que celebraron que un delincuente de este perfil, con todos los delitos en su prontuario, se fuera a poner la cara ante la justicia de Estados Unidos por traficar droga hacia ese país. Pero, en la otra esquina, aquellos que criticaron la salida del capo del narcotráfico sin responder primero en Colombia por extorsión, lavado de activos, conformación de grupos armados ilegales -de varios bandos-, abuso de menores y, no menos importante, lo que habría sido, desde su testimonio, las pruebas en contra de militares y policías supuestamente vinculados con las redes criminales que ha conformado en todos sus años como protagonistas del conflicto armado colombiano. Y, justo después de esto, lo que hemos visto con el llamado paro armado del Clan del Golfo con un centenar de municipios afectados y hasta policías asesinados. Según información del mismo gobierno por medio de la Policía, esta organización ilegal ya cuenta con 3.800 integrantes, pero el presidente Iván Duque, en declaraciones al país, dijo que son “reductos” y que las fuerzas militares le darán un “golpe final” a este grupo sucesor del paramilitarismo. Este boletín, por pedido de varios de ustedes, nuestros usuarios, está dedicado a explicar no solo la noticia de la extradición de dicho delincuente sino de lo que, al parecer, desencadenó el hecho en las acciones armadas que adelantaron los seguidores y también delincuentes. Recuerden entrar a cada uno de los links que dejaremos a lo largo de este texto para poder profundizar en cada arista. Comencemos.

La extradición de Dairo Antonio Úsuga, alias ‘Otoniel’ y máximo líder del Clan del Golfo, generó un amplio debate en el país. Por un lado, los que celebraron que un delincuente de este perfil, con todos los delitos en su prontuario, se fuera a poner la cara ante la justicia de Estados Unidos por traficar droga hacia ese país. Pero, en la otra esquina, aquellos que criticaron la salida del capo del narcotráfico sin responder primero en Colombia por extorsión, lavado de activos, conformación de grupos armados ilegales -de varios bandos-, abuso de menores y, no menos importante, lo que habría sido, desde su testimonio, las pruebas en contra de militares y policías supuestamente vinculados con las redes criminales que ha conformado en todos sus años como protagonistas del conflicto armado colombiano. Y, justo después de esto, lo que hemos visto con el llamado paro armado del Clan del Golfo con un centenar de municipios afectados y hasta policías asesinados. Según información del mismo gobierno por medio de la Policía, esta organización ilegal ya cuenta con 3.800 integrantes, pero el presidente Iván Duque, en declaraciones al país, dijo que son “reductos” y que las fuerzas militares le darán un “golpe final” a este grupo sucesor del paramilitarismo. Este boletín, por pedido de varios de ustedes, nuestros usuarios, está dedicado a explicar no solo la noticia de la extradición de dicho delincuente sino de lo que, al parecer, desencadenó el hecho en las acciones armadas que adelantaron los seguidores y también delincuentes. Recuerden entrar a cada uno de los links que dejaremos a lo largo de este texto para poder profundizar en cada arista. Comencemos.

Vayamos en orden. El 30 de marzo de 2022 hicimos un boletín de esta serie de El Espectador le explica para detallar qué era lo que sucedía en el caso de alias ‘Otoniel’, desde el día de su captura, sus declaraciones ante la JEP y los delitos por los que es investigado. Seis días después, la Corte Suprema de Justicia avalaba su extradición a Estados Unidos. Era noticia, por supuesto, porque era “requerido por la Corte del Distrito Sur de Nueva York” para que respondiera “por cargos de narcotráfico” en una investigación que venía en curso desde 2009. Y era preciso detallar esta parte de la historia porque él mismo había pedido a la JEP frenar su traslado y hasta ser “gestor de paz como reparación”. El Ministerio de Relaciones Exteriores y el Ministerio de Justicia ya habían dado su visto bueno, solo faltaba, precisamente, la Corte Suprema de Justicia.

Contra ‘Otoniel’ existen tres indictments (escritos de acusación). La Corte de Nueva York advirtió que “empleaba ‘sicarios’ o asesinos a sueldo, quienes llevaban a cabo diversos actos de violencia, como asesinatos, agresiones, secuestros y atentados”.

‘Otoniel’ venía contando su verdad del conflicto a la Comisión de la Verdad y la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP). Habló de su participación en el conflicto armado en el Urabá y también en los falsos positivos que apuntaban al Ejército. Incluso había prometido, desde donde estaba recluido, lograr el fin de la violencia en las zonas donde actúan las Agc o el Clan del Golfo y que, según la JEP, tiene presencia en más de 200 municipios en Colombia. Aseguró que podría influir en que el Estado Mayor del Clan abandonara el uso de la violencia contra la población civil y las fuerzas armadas. Pero la JEP consideró que no aportó las pruebas suficientes y le rechazó la petición.

Dos días pasaron y el presidente Iván Duque ya había firmado la resolución para extraditarlo. “Acabo de firmar la extradición de alias ‘Otoniel’, el peor narcotraficante y criminal de la historia reciente de Colombia. Las instituciones del país muestran su fortaleza y contundencia”, escribió en su cuenta de Twitter. Y fue enfático en que esto no impediría que “siga cooperando con la justicia colombiana”. ¿Qué escenario se podría dar en ese momento? Que ‘Otoniel’ impugnara, por medio de sus abogados, la decisión. Para eso contaba con 10 días hábiles. Su defensa lo hizo, pero le rechazaron el recurso.

‘Otoniel’ no se quedó callado. En sus declaraciones ante la justicia, habló de “cómo altos mandos militares y funcionarios públicos se habrían aliado con su organización”, dijo que exgobernadores, congresistas, universidades y compañías petroleras habrían engrosado las finanzas del Clan del Golfo a punta de porcentajes de contratos públicos. Dijo que conoció a dos generales del Ejército y que realizaron acciones armadas conjuntamente. Que él se entregó y no fue el gran operativo con el que se dice que fue capturado y hasta mencionó a Luis Pérez, exalcalde de Medellín, exgobernador de Antioquia y excandidato a la presidencia, de quien dijo que fue cercano a un viejo conocido del mundo criminal: Henry de Jesús López Londoño, alias Mi Sangre. Reportamos la decisión del Consejo de Estado, quien frenó la extradición, tras escuchar la petición de un grupo de víctimas por medio de una acción de tutela:

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Luis Pérez, el candidato presidencial y otros nombres que mencionó “Otoniel”

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Lo que ha dicho alias “Otoniel”, líder del Clan del Golfo, en el pasado

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Consejo de Estado suspende provisionalmente extradición de alias “Otoniel”

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La lista completa de políticos y funcionarios que “Otoniel” mencionó en la JEP

El 4 de mayo el escenario volvió a cambiar. El Consejo de Estado levantó la medida cautelar que tenía frenada la extradición y de inmediato fue la misma Policía quien trasladó a ‘Otoniel’ al aeropuerto, donde lo esperaba un avión de la justicia norteamericana para llevarlo directamente a Estados Unidos. La corte de ese país considera que desde 2002 hasta 2021, envió toneladas de cocaína a México y otros países de Centroamericana, para llegar al mercado de Estados Unidos. Lo logró con asocio de otros delincuentes de Venezuela, Ecuador, Guatemala, Panamá, Honduras, Costa Rica, Nicaragua y México.

Uno de los hechos por los que está siendo procesado ‘Otoniel’ es por el paro armado que ordenó el 31 de marzo y el 1° de abril de 2016, a los pocos días que alias el Negro Sarley, uno de sus hombres de confianza, muriera durante un operativo de la fuerza pública.

Mientras el país estaba atento a las imágenes donde, una vez más, ‘Otoniel’ sonreía ante su evidente destino, la Corte Suprema de Justicia abría una indagación en contra del senador Miguel Pinto tras recibir la copia de los testimonios entregados por el narcotraficante ya, para ese instante, a bordo de un avión. “El alto tribunal busca identificar si el actual senador Miguel Ángel Pinto Hernández y los entonces representantes a la cámara Milton Arlex Rodríguez Sarmientos, Carlos Cárdenas Ortiz y Jorge Camilo Abril Tarache, que fueron mencionados por el máximo jefe del Clan del Golfo, incurrieron en alguna actuación irregular”, escribían nuestros compañeros de la sección Judicial.

Minutos más tarde, en una rueda de prensa, el presidente Iván Duque celebraba la extradición de ‘Otoniel’. “Colombianos, quiero informarles que ha sido extraditado Dairo Antonio Úsuga, alias ‘Otoniel’. Este delincuente solo es comparable con Pablo Escobar. No solo se trata del narcotraficante más peligroso del mundo, sino un asesino de líderes sociales, abusador de menores de edad, asesinos de Policías, y uno de los más peligrosos criminales del planeta”, expresó el presidente Duque en una alocución que no duró más de tres minutos. Y volvió a enfatizar: “Una vez cumpla esas condenas regresará a pagar por los crímenes que cometió en nuestro país. Deberá seguir colaborando con las autoridades que lo requieran”.

Dairo Antonio Usuga, alias ‘Otoniel’, fue enviado en un avión de la DEA a Estados Unidos. Ahora está en una celda en Brooklyn, Nueva York. Foto: Policía Nacional.

Volvimos sobre las declaraciones del ya extraditado y detallamos en este texto, por ejemplo, las menciones que dejó ‘Otoniel’ a pesos pesados del Ejército, como los generales (r) Mario Montoya y Leonardo Barrero. También indagamos a qué cárceles podría ir. “Si es condenado podría terminar en la temida Supermax de Florence, en Colorado, en donde está el “Chapo” Guzmán y el famoso Unabomber”, nos contó el equipo de la redacción Internacional.

Las reacciones empezaron a llegar desde los candidatos a la presidencia. Enrique Gómez dijo: “Ojalá la justicia norteamericana sea implacable con ‘Otoniel’ y no nos lo devuelva, que se quede por allá muchas décadas”. John Milton Rodríguez también se refirió con un “celebro que se haga justicia en el caso de este criminal, que responda por todos sus delitos. Y que responda ante las víctimas que sentenció a la muerte, a la injusticia y al destierro”. Sergio Fajardo miró la realidad desde otro escenario: “Tenemos que tener la verdad en nuestro país. Estamos llenos de víctimas que no han sido reparadas, que no saben la verdad y que no han visto la justicia. Que se vaya nos deja con muchos vacíos porque empezó a hablar y dijo algunas cosas. Colombia debe saber la verdad”. Y Rodolfo Hernández se manifestó en la misma línea: “Extraditar a ‘Otoniel’, o a cualquier otro, antes de que testifique y rinda cuentas es renunciar a la soberanía del país y burlarse de la justicia colombiana. Este gobierno debería ser juzgado”.

¿Qué decían las víctimas que tanto reclamaron justicia aquí en Colombia? Muchos de los familiares de las personas que fueron víctimas de ‘Otoniel’ y sus acciones criminales con los grupos donde ha operado, “siguen exigiendo la verdad y aseguran que su extradición también significa impunidad para el esclarecimiento de cientos de hechos violentos”. Perfilamos a alias ‘Otoniel’, ‘Mauricio’ o ‘El Viejo’, como está reseñado en los documentos de Interpol, quien tenía antes de ser privado de la libertad, 26 órdenes de captura, siete medidas de aseguramiento, 33 investigaciones en la Fiscalía y tres circulares de Interpol. Reportamos el primer contacto del extraditado con la jueza en Nueva York y dejamos en esta lista el editorial de El Espectador sobre este caso: “La extradición de ‘Otoniel’ es una muestra de la fortaleza de las instituciones colombianas y de la alianza con Estados Unidos. Sus efectos, sin embargo, son inciertos en el marco de la guerra contra el narcotráfico, que parece ser interminable”.

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Y entonces se nos vino el paro armado. Como escribí en otro boletín a ustedes, nuestros suscriptores, muchos vivimos lo que era un paro armado guerrillero hace años. Íbamos por carretera y unos señores vestidos de uniforme, botas de caucho y armas de largo alcance bloqueaban la vía. Con fusil en mano encañonaban a los conductores de las tractomulas, ordenaban que las atravesaran en la carretera y, acto seguido, rociaban gasolina y les lanzaban un fósforo. El conductor, la mayoría de las veces, lloraba tras ver que el trabajo de toda su vida se iba en minutos. Eran horas enteras ahí, esperando a que llegara el Ejército. Había, casi siempre, un cruce de disparos y uno quedaba en medio de toda esta tragedia, con hambre y sed en medio de cualquier vía de Colombia. Con miedo. Muchos sí sabíamos qué era un paro armado y por eso cuando se anunció la semana pasada, la zozobra estaba a la orden del día.

¿Qué dice el prontuario de ‘Otoniel’? Secuestrador de adolescentes para violentarlas sexualmente; lideró el Clan del Golfo, la organización criminal que envió más de 90.000 kilos de cocaína a Estados Unidos por un valor de unos US$2.000 millones, condenado por cuatro homicidios en Arauca, por la masacre de Mapiripán, el asesinato de un campesino en Boyacá, el asesinato de un informante en Casanare, la desaparición de un agente de inteligencia del Ejército y el reclutamiento de menores de edad para su lucha criminal.

El 5 de mayo nos contaban los colegas de la redacción Nacional: “En las últimas horas se han presentado intimidaciones en los departamentos de Sucre, Antioquia, Bolívar y Córdoba”. Empezamos a ver fotos de casas marcadas con mensajes que avisaban lo que se venía: “AGC. Paro armado X 4 días”. Vimos imágenes de carros quemados, buses, motocicletas. Al día siguiente, a las 6 de la mañana, supimos que el gobierno había activado la póliza antiterrorismo. La redacción Política escribió: “El paro es la respuesta de este grupo criminal a la extradición de quien fuera su líder, ‘Otoniel’. Según las autoridades, hasta el momento se han registrado más de 30 carros incinerados y varios ataques a estaciones de Policía en Antioquia. La póliza antiterrorismo busca proteger al sector de transporte de carga y pasajeros”.

Dos horas más tarde, en Riosucio, Chocó, la situación ya era complicada: “La orden es no ver a nadie en la calle; hasta pasan revista”, le aseguró a El Espectador una fuente que pidió no ser identificada. Esta población, que limita con Panamá, tiene unos 50.000 habitantes y es considerado por sus propios habitantes como un pueblo olvidado por el Estado. “Acá no hay dios ni ley, no se respeta nada. Estamos solos y siendo revictimizados. Pasamos mal, pero parece no importarle a nadie”.

Los candidatos a la presidencia de la República sentaron su posición al respecto. El Pacto Histórico (Gustavo Petro), dijo en un comunicado: “Rechaza estás amenazas y acciones que atentan contra los derechos ciudadanos, a la seguridad de las personas, las campañas y la libre circulación”. Federico Gutiérrez escribió en Twitter: “Los promotores del paro armado en venganza por la extradición de ‘Otoniel’ básicamente les están diciendo a los pequeños tenderos de Antioquia, Chocó, Bolívar, Sucre y Córdoba que, si abren sus tiendas en los próximos 4 días, los matan. Y hay quienes todavía defienden a ‘Otoniel’”. Sergio Fajardo advirtió: “El paro armado del Clan del Golfo nos devuelve más de 20 años en la historia del país por el fracaso de política de seguridad de Duque. Las capturas no resuelven por sí solas el problema. La presencia integral y permanente de la institucionalidad en los territorios no da espera”. Y agregó: “Antioquia, Córdoba y Sucre están paralizados por la criminalidad. Esto no se soluciona solo con la fuerza pública. El Acuerdo de Paz traza el camino para fortalecer la lucha contra estructuras criminales y garantizar condiciones de seguridad en las regiones”.

Entonces el gobierno nacional, después de un consejo de seguridad con los ministerios del Interior y de Defensa, determinaron recompensas y patrullajes para restablecer la seguridad y tranquilidad en Córdoba, Sucre y Bolívar. Aparecieron sobre la mesa los que han sido llamados sucesores de ‘Otoniel’, analizamos lo que ya estaba pasando en 11 departamentos y los que estarían detrás de toda esta ola de hostigamientos, además de lo que se reportaba en las más de 70 comunidades confinadas. Se habló de un “bloque de búsqueda” para enfrentar los “reductos” del Clan del Golfo.

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Paro armado del Clan del Golfo tiene confinadas a 74 comunidades

La redacción Judicial hizo un juicioso análisis sobre la situación desde la visión política y la solución de fondo, porque como ya está claro, la figura del paro armado no es nueva, no solo ha sido usada por este tipo de grupos y quienes siempre salen perdiendo son los colombianos de a pie. “Esta es una demostración de que el Gobierno colombiano tiene una política de seguridad que parte de un diagnóstico errado: creer que basta con capturar a los cabecillas para desmantelar a estos grupos armados”, dijo Juan Pappier, investigador de la ONG Human Rights Watch.

Era preciso recordar las palabras del presidente Iván Duque cuando ‘Otoniel’, en ese momento, estaba ya en manos de las autoridades: “Con este golpe se marca el final del Clan del Golfo”. En este texto, el editorial de El Espectador, se nos recordó que el paro armado era la materialización de la ausencia estatal y la incapacidad de ejercer el monopolio sobre la fuerza. Y que “no, no estamos ante el final del Clan del Golfo” Entre otras muchas verdades, también nos dijeron: “Es momento de una reformulación profunda de las guerras que se luchan dentro del territorio nacional”.

Para el 9 de mayo, en la mañana, el paro armado completaba los cuatro días.”Las autoridades aseguran que han capturado a más de 200 personas. En el Urabá permanecen más de 80 mil personas sin servicio de gas natural y en Córdoba hay pacientes que no han podido acceder a medicina vital”, nos contaban los colegas de la sección Judicial tras hacer el balance. Zozobra en al menos 11 departamentos, 74 comunidades confinadas, más de más de 200 personas capturadas, “prohibiciones en la movilidad, cierre del comercio en algunas zonas del país, bloqueo de vías y la incineración de más de 180 vehículos”. Se habían incautado 12 armas de fuego, 481 cartuchos, siete proveedores, granadas, un vehículo y una motocicleta supuestamente usados para amedrentar a la población civil y a la fuerza pública. El ministerio de Defensa le llamaba a toda esta situación “constreñimiento armado a la libre movilidad”.

¿Quiénes son los posibles reemplazos de ‘Otoniel’ y que comandaron el paro armado?: “Alias ‘Chiquito Malo’, principal coordinador del envío de cargamentos de cocaína del Clan del Golfo a Estados Unidos y Europa, y antiguo integrante del bloque Bananero de las Autodefensas. Seguido de alias ‘Gonzalito’, otro paramilitar de la entera confianza de ‘Otoniel’ que trabajó para los hermanos Castaño y Salvatore Mancuso, y que hoy tendría bajo su mando la estructura Roberto Vargas Gutiérrez, con unos 1.220 hombres en Córdoba, Chocó, Sucre y Antioquia”. Uno más: Wílmer Antonio Quiroz, alias Siopas, quien estuvo en el frente 5 de las extintas Farc y tiene dos circulares azules de la Interpol por los delitos de concierto para delinquir y tráfico de estupefaciente: Redacción Judicial de El Espectador.

Departamentos afectados por el paro armado

Ese mismo 9 de mayo, mientras el Clan del Golfo aseguraba que daba por finalizado el paro armado, escribieron en un comunicado de prensa: “Lamentamos el cese de todas las actividades sociales, económica, educativas y culturales”. Pero la verdad era que “comunidades enteras” seguían aisladas y en medio de la zozobra por las amenazas que circulan en redes sociales. El ministerio de Defensa, de acuerdo con las cifras más actualizadas para ese momento, señaló que las fuerzas militares desplegaron 29 pelotones en los departamentos en paro armado. Se registraron 199 caravanas terrestres y 525 patrullajes coordinados entre las diferentes fuerzas armadas. La Policía Nacional por el momento reportó 92 capturas de personas quienes estarían relacionadas con el paro armado, entre ellos 71 en flagrancia. Entre los resultados estaría la aprehensión de alias Pedro, a quien se le atribuyen el incendio de nueve vehículos en Cesar, nos contaron los colegas de Judicial. En seis preguntas, entonces, explicamos lo que sucedió en medio de este paro armado, de dónde se venía y el poder armado que tiene este grupo ilegal.

El lunes el presidente Iván Duque, desde Carepa (Antioquia), en el corazón de la subregión de Urabá, dijo que se reforzará la operación Cóndor y que seguirán trabajando para desmantelar los “reductos” del Clan del Golfo. Sobre la quema de vehículos y el miedo sembrado en los colombianos, dijo que “son una actitud desesperada y cobarde”, advirtió que “vendrán otras extradiciones y caerán, en muy corto plazo, Gonzalito, Siopas y Chiquito Malo”. Y volvió a sentenciar: “El comienzo del fin del Clan del Golfo se dio con la captura de ‘Otoniel’ y ahora le vamos a dar el golpe final”. Y aseguró que lo que están haciendo esos delincuentes es “generar zozobra mediática para tratar de buscar algún tipo de aproximación, de negociación, aprovechando el certamen electoral”.

Minutos más tarde en la vereda Guadual, ubicada en la vía a Urabá y que conecta a los municipios de Cañasgordas y Uramita, en Antioquia, era atacada una caravana de la Policía que se desplazaba hacia el Urabá antioqueño para apoyar el despliegue de la fuerza pública. El primer reporte indicada que un policía y un soldado resultaron muertos, pero que había cuatro agentes más heridos. “La caravana, en la que se desplazaban 93 vehículos que realizaban acompañamiento a otros automóviles particulares y de servicio público, fue interrumpida por la activación de un explosivo”.

El paro armado fue la demostración del poder de este grupo armado ilegal que, de acuerdo con cifras de la Policía, tiene 3.800 integrantes. Así que era preciso hacer esta radiografía:

Y ahora se suma una nueva preocupación: “Desde hace varios años se hizo un pacto de no agresión entre esos dos grupos criminales (el Clan del Golfo y la Oficina de Envigado) para sacar cocaína a Europa y Estados Unidos. Hoy parece que esa paz llegó a su fin, según la Defensoría del Pueblo. En el municipio antioqueño de Titiribí una banda de la Oficina se enfrenta con una subesctructura del recientemente extraditado alias ‘Otoniel’”.

Ayer, cuando por primera vez se escuchó al abogado de ‘Otoniel’ en Estados Unidos quien, sin ir más allá, simplemente dijo que su defendido no había sufrido afectaciones mentales por la extradición; el presidente Duque firmó la resolución para también extraditar a Nini Johana Úsuga, alias La Negra, hermana de ‘Otoniel’. Será trasladada a Estados Unidos por petición de la Corte del Distrito Sur de Florida por el delito de narcotráfico. Se le acusa, presuntamente, de “traficar cocaína desde Colombia, con destino a países de Centroamérica a través de lanchas rápidas go fast. En esos enclaves, acusa la Corte, la droga finalmente era transportada a Estados Unidos, en este caso preciso entre el 1 de enero de 2011 y el 1 de febrero de 2014″, nos contaba la redacción Judicial.

Será extradita a Estados Unidos por sus nexos con el narcotráfico. Foto: Colprensa.

El negocio de la droga sigue más vigente que nunca. No en vano la directora de la DEA, Anne Milgram, desde Nueva York, dijo que “el 90 % de toda la cocaína en Estados Unidos proviene de Colombia”, y solamente hay que leer los anaqueles de la historia para confirmar que una y otra vez capturan o asesinan a un narcotraficante del perfil de Pablo Escobar o alias ‘Otoniel’, aparecen de inmediato largas listas de sucesores. Las guerrillas se volvieron narcotraficantes. El paramilitarismo vive de ese delito. Todos los nuevos grupos armados ilegales, muchos de ellos conformados después de la desmovilización paramilitar, tienen su parte en el negocio de la droga. La sustitución de los cultivos ha sido amenazada por muchos de estos actores violentos. No avanza como se necesita. El país mantiene vigente el debate sobre el uso del glifosato por las implicaciones en la salud que tiene para los campesinos.

“En los últimos 12 años, las autoridades han capturado integrantes de los carteles de Sinaloa, Jalisco Nueva Generación, los Zetas, Oaxaca y los Beltrán Leyva”. Cada tanto se captura en Colombia a algún jefe de finanzas de alguna estructura criminal. Es una noticia que se repite. Pero siguen y siguen apareciendo. El lavado es el vehículo para blanquear estos dineros. La inyección de ese dinero en la economía hace que muchos la saluden y le den la bienvenida. Y si, hay que decirlo, tan solo la existencia de un indicio que vincule a algún funcionario público, uniformado o no, es otro problema estructural de este gran problema histórico que tenemos en Colombia. La extradición de ‘Otoniel’ es una demostración de que quien infringe la ley tiene consecuencias y debe responder, que es justo que responda por los delitos allá, por supuesto, pero que también responda por todo lo que hizo acá y todas las víctimas y sus familias que esperan justicia.

Y lo del Clan del Golfo parece evidenciar que esa tragedia que hemos visto muchos desde que nacimos, en versión 2.0, no tiene freno. ¿Cuál es la solución? Esa es la pregunta que nos hacemos muchos. Si tuviéramos la respuesta como sociedad, todos seríamos culpables entonces por dejar avanzar esto y no aplicarla, pero esto no tiene simplemente una fórmula mágica. Hay que trabajar en inversión social, en presencia del Estado, en educación, en llevar lo mínimo a la región, como los servicios públicos y la seguridad. En algo tan aparentemente básico como una carretera para que el campesino pueda llevar sus alimentos a las centrales de abasto y no se vea tentado u obligado a cultivar coca. Hay que perseguir a los lavadores del dinero y atacar la corrupción. Ah, y por supuesto, ¿Qué papel debe jugar en todo esto el consumidor? Seguiremos al tanto no solo de lo que pase con el caso ‘Otoniel’ sino con las amenazas del Clan del Golfo, sus acciones ilegales y todas las noticias judiciales aquí. Nos despedimos pero antes les dejamos ‘Los detalles del expediente contra ‘Otoniel’ en EE. UU. por narcotráfico’ y donde se habla, de acuerdo con la justicia de ese país, de unos 6.000 integrantes en el Clan del Golfo. Nos encontramos el próximo miércoles. Hasta pronto.

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Edwin Bohórquez Aya

ebohorquez@elespectador.com

Periodista. Gerente Digital de El Espectador

@EdwinBohorquezA